Mauricio Escobar
, Tumaco, Nariño, Colombia

Sep 2, 2023

 

Soy médico graduado de la Universidad Cooperativa de Colombia, trabajo en una práctica privada”, explica Mauricio Escobar. “Pero también soy un misionero que sirve a las comunidades indígenas en una zona “roja” en Nariño, Colombia”. Y añade con una sonrisa: “Soy bivocacional”.

Las “Zonas Rojas” colombianas son principalmente regiones a lo largo de las fronteras con Venezuela y Ecuador. Son áreas muy peligrosas marcadas como “No viajar” debido a los delitos relacionados con las drogas, el terrorismo, secuestros y disturbios civiles. Imagínese servir allí…

“Vine aquí gracias a la dirección de Dios”, explica Mauricio. “Este es un lugar lleno de coca, promiscuidad, prostitución y todo lo que pueda imaginar encontrar en una zona donde no hay autoridad. La mayoría trabaja en agricultura ilícita y la mayoría de las iglesias aquí están espiritualmente vacías”.

“En mi práctica como practicante médico me dedico a sanar el alma con la Palabra de Dios y a sanar el cuerpo, según mis posibilidades. Me encanta estudiar la Palabra de Dios y he obtenido diplomas en teología, consejería familiar, misiones transculturales y mundiales”.

“Estoy muy agradecido con Dios por LOGOI y tengo muchos recursos bíblicos. Actualmente, he comenzado un estudio de Teología Básica que también estoy enseñando a un pequeño grupo de jóvenes creyentes. Es un gozo ayudarlos a madurar, crecer y servir fielmente al Señor. Somos conocidos como la Iglesia Bíblica Cristiana Reformada, La Puerta de la Fe”.

Con mucha emoción Mauricio cuenta que han pasado 40 años desde que fue “rescatado por nuestro amado y misericordioso Señor y Salvador Jesucristo”, continúa. “Tengo una larga historia llena de luchas, tristezas y engaños, pero gracias a Dios tengo mucha más felicidad, alegría, triunfos y grandes bendiciones de nuestro Padre amoroso”.

Mauricio tiene tres peticiones de oración. Primero, que el Señor erradique la cocaína de su región. Segundo, que el Señor levante a su congregación para que sea una luz del Evangelio para el mundo que los rodea. Tercero, que el Señor sea glorificado en, y a través, de sus vidas cada día que les dé aliento.

Es un honor y un privilegio servir, ayudar y alentar a Mauricio y su preciosa familia. Pocos (si es que alguno) de nosotros estaríamos dispuestos o siquiera podríamos servir en un lugar tan peligroso. Pero Dios ha levantado a otro “Dr. Lucas”. ¿Podrías tomarte un momento ahora mismo y orar por Mauricio, su esposa Tatiana y su hija Valentina?