Si te gustan los paisajes impresionantes, las ensenadas, los lagos, los bosques, la herencia alemana y la Cordillera de los Andes, debes visitar Puerto Montt, Chile. Este popular destino turístico fue fundado en la década de 1850 por colonos alemanes y se considera la puerta de entrada a la Patagonia. Sus hermosos alrededores son increíbles, sus habitantes son amables y atentos, y el salmón fresco es exquisito.
Alguien que agradecería su visita es el pastor Juan Luis Guerra. Originario de Perú, llegó a Chile con una beca al Seminario Presbiteriano Fundamentalista Bíblico de Chillán. No solo destacó en su formación seminarística, sino que también conoció a su bella esposa chilena. Ahora tienen cuatro hijos y un ministerio dinámico donde Juan se desempeña como pastor principal de su iglesia y líder de su ministerio nacional de campamentos juveniles.
“Tengo la bendición de haber crecido en un hogar cristiano y haber conocido al Señor desde mi infancia”, explica Juan. “Durante más de 17 años, mi esposa y yo hemos participado en la obra del Señor en diferentes áreas”, explica el pastor Juan, “desde trabajar con niños y adolescentes hasta enseñar y predicar en nuestra iglesia”.
“Conozco LOGOI desde que era seminarista”, nos cuenta Juan. “Un amigo me lo presentó y me recomendó mucho sus libros y estudios. Me fueron de gran ayuda en el seminario, y ahora, LOGOI sigue ayudándome con mis estudios y mis mensajes. También he encontrado que los recursos bíblicos de LOGOI son muy útiles para mi vida espiritual, así como para prepararme para trabajar con grupos de estudio bíblico en hogares y campañas evangelísticas”.
Qué bendición tener un impacto continuo en el ministerio de Juan, así como en su camino personal de fe. Cuando escuchamos historias como la suya , recordamos el significativo efecto multiplicador que Dios permite en la vida de otros al ayudar, equipar y animar a líderes como Juan.
¿Podría tomarse un momento ahora mismo para orar por Juan? Su simple petición es que oremos para que el Señor continúe usándolo y bendiciéndolo mientras proclama la Buena Nueva. Y al orar, recuerden agradecerle al Señor por permitirnos ser parte de Su obra al proclamar el Evangelio por todo el mundo, incluso en la hermosa ciudad de Puerto Montt.