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por Anselmo de Canterbury
Para la Semana Santa damos a luz un antiguo escrito (del año 1100) que todavía establece las razones teológicas para la muerte de Jesucristo.
Breves datos biográficos
El año 1000 fue marcado por temor y ansiedad general en todo el mundo cristiano. Se había popularizado la idea de que en ese año llegaría el fin del mundo, trayendo innumerables calamidades y horrorosos eventos, terminando en el juicio final.
La verdad es que muy poco fuera de lo ordinario ocurrió, al no ser por el nacimiento de un niño de padres relativamente pobres en Aosta, una antigua ciudad romana en los Alpes occidentales de Italia (1033 a.D.).
De nombre la madre le puso Anselmo, nunca adivinando que el pequeño varón que mecía en sus brazos un día sería reconocido como uno de los más destacados pensadores de toda la historia cristiana, pasando en grandeza a dos contemporáneos, Gregorio VII (1015-1085) y Guillermo el Conquistador (1027-1087).
En el año 1100 salió a la luz la más importante obra de Anselmo, ahora arzobispo de Canterbury, diciendo: “Si alguien se imagina que Dios puede sencillamente perdonar como nosotros perdonamos, tal persona aún no ha entendido la seriedad del pecado… ¡Qué gran peso es el pecado! Sin reconocerlo no se puede comprender la majestad de Dios.”
Anselmo se dedicó a encontrar la solución del pecado humano: cómo era posible que un Dios santo pudiera perdonar el pecado. Escribió un libro titulado ¿Por qué tuvo que morir Jesucristo? (Cur Deus Homo), Vea la argumentación y entenderá por qué esta obra ha sido tan celebrada.
R.S. Franks dice sobre Anselmo: «En su libro Cur Deus Homo [Anselmo] hizo historia al establecer la base de nuestra doctrina [de la cruz]». A su vez, James Denny añade: «El libro de Anselmo es el más fiel y más importante libro sobre el tema de la redención que se ha escrito».
Resumen de los argumentos teológicos de Anselmo
Tomando estos puntos, no sólo se aclara el por qué la muerte de Jesucristo, pero también le dará información para que usted pueda predicar sobre este tema:
A. EL PROBLEMA
- El hombre fue creado por Dios para disfrutar de su eterna bendición.
- Este bendito “disfrutar” requiere una obediencia voluntaria y perfecta a la voluntad de Dios (tenemos libertad cuando amamos, aceptamos, y vivimos dentro de los parámetros o limitaciones con las cuales fuimos creados).
- Sin embargo, toda la raza humana ha rehusado tal sometimiento y por lo tanto ha perdido su libertad.
- Ningún miembro de la raza humana puede restituir esa bendición ya perdida, ya que, aunque hubiera una perfecta obediencia ahora, esta no podría cubrir las faltas de obediencia del pasado.
- Por lo tanto, el universo creado ha perdido la armonía que antes disfrutaba y, sin una ayuda externa, la humanidad no puede recuperar la dicha bendita con la cual fue creada por no haber cumplido con sus obligaciones ante Dios.
B. LA NECESIDAD DE ENCONTRAR UNA SOLUCIÓN
- El propósito de Dios en crear al hombre y al universo ha sido frustrado.
- A su vez, es imposible que los propósitos de un ser omnipotente sean frustrados.
- Por lo tanto, un medio de redención tiene que existir.
C. LA SOLUCIÓN
- Para restaurar la armonía y la dicha bendita perdida, una ofrenda de obediencia tiene que ser ofrecida, ofrenda que sea igual o mayor que el monto de ofensa cometido.
- Únicamente un hombre debiera hacer tal ofrenda, ya que es él quién ha ofendido a Dios; pero no hay hombre que la pueda hacer, pues le debe a Dios mucho más de lo que pudiera pagar.
- Sólo Dios puede hacer una ofrenda que trascienda el monto de toda esa enorme deuda de pasadas ofensas; pero Dios no debiera pagar tal deuda, pues es el hombre quien la debe.
- Ya que únicamente el hombre debe pagarla, y sólo Dios puede hacer tal ofrenda, es necesario que la ofrenda se haga por uno que es tanto Dios como hombre.
- Por lo tanto, el Dios-Hombre es necesario para redimir a toda la creación.
Fíjese en la argumentación que hace Anselmo acerca de por qué Jesucristo tuvo que morir en la cruz.
Muchos comentarios se han hecho sobre esta obra singular de Anselmo. Notamos con especialidad la declaración del conocido teólogo y expositor inglés John R. W. Stott: «Anselmo tenía toda la razón al decir que sólo el hombre debe hacer reparación por sus pecados, ya que él es el que faltó en cumplimiento de su deber. De igual forma estaba totalmente correcto al indicar que únicamente Dios pudo haber hecho la reparación necesaria, ya que Dios era el que demandaba justicia».
Con estos datos usted tiene una información tremenda para preparar un sermón sobre Semana Santa.
Nota: El sumario de los pensamientos de Anselmo fue preparado por R.W. Southern en su libro San Anselmo, Cambridge University Press, p. 206.