GP Biografía 16: Lo que Billy Graham nos ha enseñado

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GP Biografía 16: Lo que Billy Graham nos ha enseñado

por Garth M Rosell

Lecciones importantes de un gran evangelista cuyo deseo constante fue servir a Cristo, y a la vez mantener su integridad

Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal,
para que sepias cómo debéis responder a cada uno (Col 4:6)

Billy Graham [1918-2018], desde que recuerdo, es parte de nuestra familia. Aunque mi padre creció en Minnesota y Billy en el sur, sin embargo, Dios decidió unir sus vidas llamándolos a la obra evangelística, y plantando entre ambos una amistad genuina. Se unieron en los años 40 —a través de Juventud para Cristo, Billy Graham, Merv Rosell y un pequeño cuarteto de jóvenes evangelistas que se convirtieron en líderes de uno de los derramamientos del Espíritu más grandes en la historia de Estados Unidos. Hablo de él, pues, desde la perspectiva de un amigo muy conocido.

Aquel avivamiento de los años 40 y 50 alcanzaron no sólo el rango de un reavivamiento evangélico, sino que ayudó a hacer de Billy Graham el líder más respetado y conocido de nuestro siglo. Sin embargo, con ello llegó también la crítica. Viejos amigos y nuevos enemigos empezaron a hablar de todo, desde su teología hasta su manera de predicar.

Por supuesto, las grandes figuras siempre son vulnerables a la crítica —y especialmente los líderes religiosos. Sin embargo, pocos han desarrollado una estrategia para tratarla como Billy Graham.

Centrado en cinco principios clave, Billy Graham es un modelo de comportamiento cristiano que muchos evangélicos deberían imitar.

1. Comprométase con la pureza moral

El joven evangelista, Billy Graham, en los años cincuenta

Richard Baxter inició su clásico del siglo XVII, El pastor reformado, con un llamado a los líderes cristianos. “Préstese atención, no sea que su ejemplo contradiga su doctrina y se convierta en piedra de tropiezo al ciego u ocasión de su ruina. No contradiga con su vida lo que afirma con su boca”. Pocos predicadores han tenido esa determinación como Billy Graham. En los inicios de su ministerio, durante las campañas evangelísticas de 1948 en Modesto, California, reunió a los miembros de su equipo para discutir las maneras en que podían fortalecerse contra “los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida” (1 Jn 2:16).

Así que les pidió a sus colegas que identificaran “todas las cosas que les fueron piedra de tropiezo y obstáculos a algunos evangelistas en el pasado”, de manera que juntos establecieran las maneras de evitarlo. De allí surgió el “Manifiesto de Modesto” como se le conoce, una guía práctica para mantener la pureza moral y evitar la “apariencia del mal” en medio de los lujos, el sexo y el poder. Sus normas son tan rigurosas que sería imposible cumplirlas sin la ayuda de Dios. Por eso se unieron en oración ferviente pidiéndole al Espíritu Santo que los guardara de esos peligros. El ministerio de Graham se ha mantenido milagrosamente alejado de la inmoralidad por sus oraciones y las precauciones tomadas; por consiguiente, muchos cristianos son bendecidos.

Graham recalcó la importancia de este principio una vez más en la “Declaración de Amsterdam”, un documento al que se suscribieron más de cuatro mil evangelistas asistentes a la Conferencia Internacional de Evangelistas Itinerantes, auspiciada por la Asociación Evangelística Billy Graham, realizada en Holanda, en 1983. Me impresionó la claridad de los puntos VIII y X que recalcan la necesidad de pureza moral: Reconocemos nuestra obligación como siervos de Dios de llevar vidas santas y puras moralmente, sabiendo que somos ejemplo de Cristo en la iglesia y en el mundo. Más aún, prometemos ser mayordomos fieles de todo lo que Dios nos da; ser responsables con las finanzas de nuestro ministerio; y ser honestos, informándolo con exactitud”. Billy Graham ha seguido siempre este principio, preocupado por no “perjudicar la obra de Dios con nuestras debilidades”.

2. Pese todo a la luz de la escritura

Billy Graham expone la Palabra de Dios

Al principio de su ministerio, en el bosque de Forest Home, California, Graham llegó a la firme convicción de que la Biblia es la Palabra de Dios. Sabía que si esperaba predicar con autoridad y poder debía afirmar eso en su mente. Luchó con sus dudas hasta que oró intensamente por el asunto. Ese compromiso con la Palabra de Dios transformó el ministerio de Graham. A partir de ese momento, esa convicción de que la Biblia es la Palabra de Dios caracteriza su vida.

Algunos han interpretado el espíritu generoso de Graham —evidenciado por su disposición a unirse con gente de otras tradiciones— como una señal de debilidad. Sin embargo, vemos que su actuación es resultado de profundas reflexiones en las enseñanzas de la Biblia.

Dos ejemplos interesantes de este principio nos llegan de la cruzada de Nueva York en 1957. George Burnham y Lee Fisher escribieron en su libro Billy Graham y la cruzada de Nueva York: “Si la crítica es una bendición, entonces Billy Graham es uno de los hombres más bendecidos”. Acusado por aquellos a su izquierda teológica de predicar un evangelio “exento de énfasis social”, y por los de la derecha de “fraternizar con los liberales”, Graham se encontró “entre dos fuegos”; pero su respuesta —en ambos sentidos— es instructiva.

Cuando la izquierda lo criticó duramente a través de Reinhold Niebuhr, del Seminario Teológico Unión, por predicar un evangelio muy simple, Billy Graham respondió: “Cuando el Dr. Niebuhr me critica, lo considero, pues lo respeto”, y reconoce que “he leído casi todo lo que él escribe”. Por lo tanto, ha llegado a un entendimiento profundo de los problemas sociales de América, y aclara que el desacuerdo fundamental continúa. “No creo que pueda cambiar el mundo de toda su perdición, odio y codicia”, concluyó de su análisis, “hasta que el corazón del hombre sea transformado. Este debe amar a Dios antes que a su vecino. Los teólogos parecen no entender eso”.

Entretanto, una crítica muy diferente venía de sus amigos fundamentalistas de la derecha, que citaban el mandato de la Escritura: “Salid de en medio de ellos y sepárate”. Estos empezaron a expresarse en cuanto a la disposición de Graham de unirse en cruzadas con los que ellos consideraban como pastores e iglesias “liberales ” o más aún “apóstatas”. El tema de la evangelización cooperativa, que marcaba en cierto sentido el límite entre el fundamentalismo y el evangelicalismo, fue un punto de cambio en el ministerio de Graham. Él escribió: “Me parece que el peso de las Escrituras está en la comunión y no en la separación ” (Jn 13:34-35) ¿Cuál es la mayor evidencia de que pasamos de muerte a vida? ¿Lo ortodoxo? ¿Lo moral? ¿La pasión evangelística? ¡No! Es el amor.

Graham cree que el defecto espiritual del liberalismo extremo —que causa muerte, dureza y desconfianza—, es igual al defecto que produce amargura, celos, rencor, división, contienda, dureza, y venganza, que caracteriza a unos cuantos fundamentalistas. “Me parece que la Escritura nos enseña que debemos evitar ambos extremos “, afirmó.

La clave de Billy Graham para tratar con la crítica es la Biblia.

3. Vea la crítica como una oportunidad para crecer

Billy Graham predicando en los años setenta

Es valioso aprender cómo tratar con las piedras que nos tiran, observando lo que otros hacen. Desde cínicos reporteros y oponentes teológicos a estudiantes disgustados y colegas celosos, Billy Graham ha visto de todo. Sin embargo, muchos de sus críticos se han convertido en sus más fervientes admiradores.

La manera en que trata la crítica, se puede ver en un artículo que escribió para Christian Century llamado “Lo que he aprendido en diez años”.

“Fue solo hace diez años que mi trabajo evangelístico captó la atención de la Iglesia debido a la cruzada en Los Ángeles. Mis sermones y declaraciones eran analizados y criticados por cientos de clérigos, laicos y teólogos. Periódicos religiosos aplaudían o criticaban mis mensajes. Estaba desconcertado… y hasta asustado. Una y otra vez caí de rodillas buscando dirección. He tenido triunfos y derrotas, altos y bajos, pero nunca he dudado del llamado evangelístico. Desearía poder recoger algunas declaraciones hechas en aquellos inicios, debido a la inmadurez o falta de conocimiento y experiencia, muchas de las cuales pronuncié de manera exagerada tratando de ridiculizar a los que me atacaban. Me tomó tiempo aprender que un comunicador público debe tener cuidado con el texto y el contexto, de lo contrario, seguramente será mal interpretado”.

La respuesta de Graham a la crítica implica, primero, un reconocimiento de su propia debilidad y necesidad de corrección. Segundo, su confianza en el poder soberano de Dios, suministrada por la oración y la Palabra de Dios. Tercero, su disposición para reconocer los errores cometidos en el ministerio. Cuarto, determinación para corregir esos errores e implementar los cambios necesarios. Y finalmente, revela un gran deseo de servir a Dios con todas sus fuerzas y habilidades.

Aun cuando no se expresa concretamente, lo que destaca en toda su actitud es el amor a quienes fue llamado a servir —aunque sean sus oponentes. David Poling, en su libro ¿Por qué Billy Graham?, capta el sentimiento al escribir: “Cuando las conclusiones acerca de Graham son examinadas… lo que se destaca es que ama tanto a la gente, que trata de llevarla a las puertas del reino de Dios”.

4. Recuerde que su crítico más exacto es Dios

Multitudes atentas a la predicación del evangelio

En una publicación de A Biblical Standard for Evangelists, en 1984, Billy Graham se recordó a sí mismo —y a sus colegas— la necesidad de “transparencia” en todo lo que decían y hacían. “Aunque otros no vean ni evalúen nuestro ministerio”, expresó, “tenemos que estar por encima de los reproches, porque somos responsables ante Dios”.

En cierto sentido, los críticos de Graham no son tan fuertes con él, como él mismo. En su biografía de 1979, Billy Graham: Evangelista para el mundo, John Pollock reportó una conversación en la que Graham comentó acerca de su preocupación de que un día “la gente lo pusiera en un pedestal” al que asegura no pertenecer. “No soy el santo, justo profeta de Dios, que la gente cree. Comparto con Wesley el sentimiento de lo pecaminoso, y me sorprende que Dios pueda usarme”.

El interés de Graham es servir a Dios llevando almas a los pies de Cristo. ¿Continuaremos sirviendo a nuestros intereses o dando nuestra devoción a un Dios santo? ¿Buscaremos agradar a los que nos rodean o seguiremos los mandatos de Dios?

5. Mantenga el enfoque

Siendo una de las personas más admiradas en el mundo, con acceso a, y solicitado por, grandes líderes mundiales, es sorprendente que Billy Graham aún se mantenga con un enfoque tan singular en su trabajo evangelístico.

Graham comenta que tuvo oportunidad para involucrarse en el cine, la televisión, y hasta para ayudar a construir una universidad cristiana más grande; “Pero siempre una dulce voz me decía: “Dios te llamó a ser evangelista”; cuando Él nos llama debemos mantenernos firmes a ese llamado”.

Graham se opone a debatir en público con muchos de sus críticos. “¿Por qué he de involucrarme en controversias? No podemos perder tiempo tratando desacuerdos”.

Conclusión

A principios de 1950, los vientos del Espíritu Santo comenzaron a soplar en el continente americano, y los editores de United Evangelical Action proclamaron a 1951 como “el año evangélico”.

Mientras otros eran usados por Dios para liderar el despertar del medio siglo, la demostración más ponderosa del avivamiento fue dirigida por Billy Graham. Él fue escogido y ungido por Dios para predicar el Evangelio alrededor del mundo, la tarea que ha continuado por 50 años.

“¡Cuán hermoso es ser embajador de Cristo!” Graham escribió: “¡Es la hora de proclamar el evangelio! Este es el tiempo para dar a conocer a Cristo, seamos pastores, maestros, evangelistas o laicos. Mi intención es continuar predicando el Evangelio mientras tenga aliento. Espero que mi última palabra antes de morir sea Jesús”.