El hombre bajo el juicio de Dios

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El hombre bajo el juicio de Dios

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 por David Legters M.

Romanos 2:12: «Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han   xxxxxpecado por la ley serán juzgados».
Romanos 3:23: «Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios».
Romanos 5:12: «Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte xxxxxpasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron».
Romanos 6:23: «Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor xxxxxnuestro».

Veamos cómo el hombre pensó, perdió y pereció.

PENSÓ

Todo lo que se dirá en este escrito depende de una serie de presuposiciones —pues no todos así piensan— y son:

  1. que el Dios de la Biblia es un Dios que existe,
  2. que es un Dios personal (que piensa, aprecia, juzga),
  3. que es un Dios que se revela,
  4. que se ha revelado en su Hijo, y en la Biblia.

Según definas a Dios, así definirás el pecado y el juicio. O tienes en la Biblia la revelación escrita y definitiva de la voluntad y características divinas, o permites que la experiencia y la razón humana sean las que normen tu sentido de lo moral. O hay normas absolutas, o bien vagamos en el pantano de la relatividad. O existe una verdad de la que todos dependemos y una realidad en la que todos nos movemos, asimismo una autoridad divina a la que todos tendremos que dar cuenta, o bien cada cual decide por sí mismo su propio concepto de la verdad, y cada cual se mueve y vive en sí solo su propia realidad, sin haber nadie más a quien rendir cuentas. ¿Cuál es el punto de vista correcto?

A fin de cuentas, es asunto de fe: o fe en el Dios de la Biblia y en la revelación escrita como autoridad final absoluta, o fe en la razón humana y su capacidad de investigar y decidir. Tanto el cristiano que cree en un Dios sobrenatural que se ha revelado dentro de la historia, como el humanista que quiere interpretar todo según el buen parecer de su propia razón, ambos argumentan en círculo; ambos tienen que tener fe en su propio “sistema”. O se deriva y depende de Dios y de su revelación; o se deriva y depende del hombre y de su propia razón. O piensan los pensamientos de Dios según los piensa él, creyendo que él existe y que se revela tal y como la Biblia dice; o piensan sus propios pensamientos sin referencia alguna a la Biblia, creyendo que Dios no existe, sino que la razón humana es la única capaz de tomar las decisiones importantes relativas a su existencia.

PERDIÓ

Pregunta: ¿En qué consiste la miseria del estado en que cayó el hombre?
Respuesta: Todo el género humano por su caída perdió la comunión con Dios, está bajo su ira, y maldición, y expuesto a todas las miserias de esta vida actual, a la muerte misma, y a las penas del infierno para siempre. Dice la Biblia:

  • Génesis 3:8: «Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto».
  • Génesis 3:24: «Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida».
  • Efesios 2:3: «…Cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia».
  • Marcos 9:47-48: «Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga».
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Perdió la comunión con Dios Según la Biblia ¡hubo muerte!

Esa había sido la advertencia, Génesis 2:17 «…más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás». Fue la sentencia cuestionada por el diablo, creando duda en la mente del hombre y de la mujer: Génesis 3:4 «Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis».

¿Cómo entiende la Biblia la vida y la muerte? Son dos los sentidos: El sentido físico y el sentido espiritual. La creación se compone de dos partes constitutivas, la parte material: Génesis 2:7 «Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra» y la parte in-material, o a-material, o bien, espiritual: «y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente».

Concepto clave: Vida es: Unión con… Muerte es: Separación de…

En el sentido físico, tener vida es cuando el alma está unido al cuerpo, y morir es cuando el alma se separa del cuerpo.

En el sentido espiritual también, pues, tener vida es estar unido a Dios, y morir es estar separado de Dios. De modo que la vida es comunión con Dios, y la muerte es separación de él.

(Recomendación: Lee el Nuevo Testamento y en lugar de leer “vida”, lee “comunión con Dios”. Por ejemplo: «…para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga comunión eterna con Dios.» «Yo he venido para que tengan comunión con Dios y para que la tengan en abundancia» —Jn 3:15; 10:10, etc.)

Veamos cómo responde Jesús, hablando sobre la muerte y la resurrección a vida: Juan 5:25-29 «De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán. Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo». Aquí obviamente se trata de quienes gozan de la vida física, mas espiritualmente están muertos. Sin embargo, al oír la voz de Jesús y recibirla en su corazón, vivirán, ya no sólo en lo físico, sino también en lo espiritual. 0 sea, gozarán en adelante de la comunión con Dios, de la unión con Cristo. Esa vida la da Jesús en su primera venida «viene la hora, y ahora es...».

Luego añade: «No os maravilléis de esto; porque vendrá hora (aquí ya no dice, ‘y ahora es’, pues se trata de lo que hará en su segunda venida, en la resurrección) cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación».

Por ello es expulsado el hombre del huerto, del paraíso, del lugar donde caminaba y conversaba con Dios que se paseaba en el huerto con él, del lugar donde estaba el símbolo de la vida eterna, el mismo árbol de la vida. De modo que en el momento mismo que pecó el hombre, se cumplió la sentencia divina y murió. Y en ese momento además, empezó a enseñorear sobre el hombre el principio de la muerte, hasta que Cristo 900 años después, también en lo físico muere. A raíz del pecado, el hombre nace, vive, engendra hijos, vive un tiempo más, pero al fin muere —ver la genealogía de Génesis 5, todos con la sola excepción de Enoc.

¿Cómo un Dios santo ha de aceptar en su presencia al pecador que se ha ensañado, rebelado, sublevado en su contra y despreciado su compañía, su confianza y sus consejos? ¡Imposible! Fueron, pues, expulsados… rota la comunión. Muertos. Pero eso sí, el principio de gracia está presente desde el primer día, pues junto con la muerte, Dios concede gracia. Pudiendo acabar con ellos desde ese mismo día, les permite seguir con vida (física), a fin de darles tiempo para arrepentirse a volver a él.

Hay muchos ejemplos bíblicos de personas que, estando en vida, están muertos para Dios y todo lo espiritual, por ejemplo:

  1. El que no pone a Cristo y el reino de Dios primero en su vida: «Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos» —Mateo 8:22.
  2. El que desperdicia sus bienes viviendo perdidamente: «Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado» —Lucas 15:23.
  3. El que no ha participado de Cristo: «Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros» —Juan 6:53.
  4. El que se ocupa de la carne y no tiene al Espíritu: «Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz, …Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él» —Romanos 8:6,9.
  5. El que permanece en su pecado y en la dureza de su corazón: «Y Él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados;. ..teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza» —Efesios 2:1 y 4:18-19.
  6. El que duerme en el pecado: «Por lo cual dice: Despierta, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo» —Efesios 5:14.
  7. El que se entrega a los placeres del pecado: «Pero la que se entrega a los placeres, viviendo está muerta» —1 Timoteo 5:6
  8. El que no tiene Cristo: «El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida» —1 Juan 5:12
  9. El que dice tener fe, pero no la demuestra con obras: «Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta» —Santiago 2:26.
  10. El que hace obras sin el móvil correcto: «Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto» Apocalipsis 3:1.

Perdió el carácter de Dios

La imagen de Dios quedó corrompida totalmente. Para repasar lo que es la imagen de Dios en el hombre, podemos clasificar las cualidades de similitud así:

  1. Cualidades sociales: Vivir en sociedad: Dios en la Trinidad; el hombre en familia, estado e iglesia;
  2. Cualidades de función (operativos): Creatividad; reinado (gobierno); mayordomía (administración), etc.
  3. Cualidades morales: Llamadas “comunicables”, pues son atributos que en Dios son infinitos, eternos e inmutables, pero son también comunicados al hombre como ser creado al “imago Dei”, (ver dibujo abajo).

 

Estas cualidades quedaron totalmente corrompidas en el hombre, después de la caída en pecado: Perdió la sabiduría y se volvió necio e ignorante; perdió el poder y quedó inhábil y sin fuerzas; perdió la santidad, y quedó sucio y contaminado; perdió la bondad (el amor, la misericordia) y cayó en la ira, el orgullo y la maldad; ya no es justo, y comete injusticias; perdió la verdad y se volvió mentiroso, infiel e incumplido. Ante tal situación…¿Quién le podrá ayudar?

Perdió el camino de Dios

  1. Tiene un mapa equivocado, no es el de la sabiduría: «¿Quién es sabio para que entienda esto, y prudente para que lo sepa? Porque los caminos de Jehová son rectos, y los justos andarán por ellos; mas los rebeldes caerán en ellos» —Oseas 14:9.
  2. Sigue al caudillo equivocado, pues está en el camino del diablo: «Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira» —Jn 8:44.
  3. Llega al destino equivocado, el de la destrucción eterna: «Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella» —Mat 7:13.

PERECIÓ

Ejemplos de la actualidad

  1. Cómo el esquimal caza lobos.
  2. La prisionera y el sepulturero.

Ejemplos del Antiguo Testamento

Adán y Eva expulsados del huerto de Edén, Génesis 3.

  1. El diluvio, Gén 7.
  2. La torre de babel, Gén 9.
  3. Sodoma y Gomorra, Gén 18.
  4. La muerte de los primogénitos, Ex 11.
  5. Mortandad por el becerro de oro, Ex 32.
  6. Nadab, Abiú y el fuego extraño, Lev 10.
  7. Rebeliones de Coré, Datán y Abiram, Núm 16.
  8. Fornicación en Baal-peor, Núm 25.
  9. Las maldiciones del monte Ebal, Dt 27-28.
  10. Acán y el anatema, Jos 7.
  11. El cautiverio babilónico, 2 Crón 36.

Notemos estos principios sobre el juicio y la ira de Dios

  1. La ira y el castigo divinos siempre son justos, merecidos y acordes a la gravedad de la falta.
  2. Todo juicio y castigo divino tiene un sentido típico, porque anuncia y anticipa el día de juicio final, el gran día de su ira.
  3. Por lo mismo, todo castigo es parcial, particular, y limitado; nunca es universal y total (para eso, el día de juicio final); y
  4. Siempre el juicio va acompañado de gracia.

Adán y Eva no fueron acabados el mismo día de su caída; Dios les concedió vida y vestidura, y les instruyó sobre el camino para acercarse a él y adorarle.

  • El diluvio va acompañado del arca y del arco iris.
  • En el tiempo de sequía (rey Acab) hay un remanente.
  • En el cautiverio, hay la promesa de un retorno.

Enseñanza del Nuevo Testamento

Efesios 2:1-3: «Y Él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás».

La condición humana, sin la intervención salvadora, es la de: Muerte (v 1), que se debe a delitos (mal pasos, traspiés) y pecados (faltas a la norma); o sea, actos de comisión y de omisión. Esta paradoja (viviendo —estar muerto) es la tragedia de la existencia humana: El que el ser humano haya sido creado por Dios y para Dios, pero ahora vive sin Dios. «Estabais sin Cristo, ajenos a los pactos, sin esperanza y sin Dios en el mundo» —Efesios 2:12, esclavitud (vv 2-3a) a tres cosas:

  1. A la “corriente de este mundo”, el secularismo,
  2. A la sociedad que no toma en cuenta a Dios; sus valores, placeres y prioridades, etc.;
  3. Al diablo, el “príncipe de la potestad del aire”;
  4. A los “deseos de la carne”, la naturaleza egoísta del hombre: 2 aclaraciones:
    • Los deseos naturales de la carne, ya sea para obtener alimento, sueño o sexo, fueron creados por Dios. Pero cuando el apetito a la comida se convierte en glotonería, el apetito al sueño se convierte en pereza, y el apetito al sexo en lujuria, ya son lo que Pablo llama, “pasiones desordenadas (y) malos deseos” (Col 3:5).
    • Los “deseos de la carne” también incluyen deseos malos de la mente, a saber, la vanidad, la ambición desmedida, el desprecio de la verdad revelada, la venganza, el orgullo, la altivez, los celos, el afán, la deshonestidad, etc., etc., todos llevan a la condenación.

La ira de Dios no es como la ira humana, mala y descontrolada; no es malicia, animosidad o venganza. Nunca es arbitraria, sino solamente y siempre la reacción divina ante una sola cosa: La maldad. Por ende, es siempre predecible, no está sujeta a caprichos u “ocurrencias” divinas. La ira de Dios es su actitud hostil constante ante la maldad, su determinación firme de no entrar en componendas con ella, y su compromiso por condenarla siempre. La ira no está peleada con el amor, pues el contraste del v. 3 con el v 4 es significativo: «Éramos por naturaleza hijos de ira… pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó…» Pablo sin reparo alguno habla de ira, y luego de amor. Tiene ambos conceptos en su mente, pues cree que ambos por igual forman parte del carácter divino.

Seamos, pues, más agradecidos a Dios por su ira. Adorémosle porque su justicia es siempre perfecta, y su reacción ante la maldad siempre constante. Sin semejante seguridad moral, nosotros no podríamos tener paz.

Romanos 1:18-3:20, otro pasaje importante que habla de: Desobediencia, corrupción, egoísmo y maldad de parte del hombre; y de ira, juicio y condenación de parte de Dios. Por falta de tiempo, lo dejo para mejor ocasión.
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El día de juicio

  1. El Juez: El Señor Jesucristo, «Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que Él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos» —Hechos 10:42.
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  2. Los que comparecerán: Todos:
    • «Te encarezco delante del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino» —2 Timoteo 4:1.
    • «Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala» —Eclesiastés 12:14.
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  3. La base del juicio: Las obras:
    • «Vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; …y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras» —Apocalipsis 20:12-13.
    • «Porque es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo» —2 Corintios 5:10. El creyente también es juzgado según sus obras, pero… ¡Son las obras de Cristo que están en su cuenta! Y Juan 6:29 nos habla de una obra de fe: «…que creáis en el que Él ha enviado» —Juan 6:29.
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  4. El propósito del juicio: La gloria de Dios. La causa final de todos sus decretos; la finalidad de todo lo que existe.
    • «Todo fue creado por medio de Él y para Él» —Colosenses 1:16c.
    • «Porque de Él, y por Él, y para Él, son todas las cosas. A Él sea la gloria por los siglos. Amén» —Romanos 11:36.
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  5. Si Dios difiere su ira, es para su gloria que lo hace: «Por amor de mi nombre diferiré mi ira, y para alabanza mía la reprimiré para no destruirte. He aquí te he purificado como a plata; te he escogido en horno de aflicción. Por mi, por amor de mí mismo lo haré, para que no sea amancillado mi nombre y mi honra no la daré a otro» —Isaías 48:9-11. Y si Dios visita con ira, también es para su gloria: «Josué dijo a Acán, Hijo mío, da gloria a Jehová el Dios de Israel, y dale alabanza, y declárame ahora lo que has hecho…; Y le dijo Josué: ¿Por qué nos has turbado? Túrbate Jehová en este día. Y todos los israelitas los apedrearon, y los quemaron…» —Josué 7:19,25. En el día final, todos —justos y malos— honrarán a Dios y a su Hijo Jesús, ya sea «…a las buenas, o a las malas». El universo fue creado para Él, y la historia culmina en Él. «Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas» —Apocalipsis 4:11. «Diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar…» —Apocalipsis 14:7. «Alégrate sobre ella, cielo, y vosotros, santos, apóstoles y profetas; porque Dios os ha hecho justicia en ella …Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía: ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro; porque sus juicios son verdaderos y justos…» —Apocalipsis 18:20 y 19:1-2a.
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  6. El significado del juicio: La victoria de Dios y de Jesús será el gran éxito final del plan divino que tuvo desde antes de la fundación del mundo. Por ello:
    • El juicio divino sobre Jesús en la cruz, el juicio de mayor trascendencia en la historia, fue una gran victoria para Él. «…y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz» —Colosenses 2:15.
    • «Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo» —1 Juan 3:8.
    • «¡Hirió en la cabeza a la serpiente antigua!» —Génesis 3:16. ¡Aleluya, gracias a Dios!