Claudio y sus mañanas

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Claudio y sus mañanas

por Les Thompson y Ed Thompson (padre e hijo)
Ilustrado por Enrique Campdepadrós

 

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ÉRASE UNA VEZ un país muy lejano en el cual vivía un niño llamado Claudio. Todo el mundo lo quería, pero Claudio tenía un hábito terrible. Y es que Claudio siempre pensaba que mañana sería un día mucho mejor que hoy para hacer sus cosas.

No importa lo que pasara, él siempre pensaba que mañana iba a hacer esto, o mañana iba a hacer aquello. Así que en vez de hacer algo hoy, nunca hacía nada.

Pero el mañana, como se sabe, es muy escurridizo.

town-view-copyCLAUDIO VIVÍA en una pequeña aldea llamada Capricho. Muchas personas visitaban esta aldea mientras iban camino hacia el lugar más hermoso del mundo, la Ciudad Jubilosa. Todo el mundo quería llegar allí, pero por alguna razón, poca gente conocía el camino

“Me gustaría vivir en la Ciudad Jubilosa”, se dijo Claudio a sí mismo. “Me pregunto cómo es que se llega allí.”

Y pensó que mañana sería el día perfecto para averiguarlo.

Pero el mañana, como se sabe, es muy escurridizo.

mule-w-marm-copy-copyUN BUEN DÍA, luego de muchos “mañanas”, Claudio, ahora mucho más alto, estaba parado en su esquina favorita de Capricho, pensando en todas las cosas que le gustaría hacer… mañana.

De repente, notó una diminuta señora halando un burro con las cestas llenas de libros.

Tenía una sonrisa muy agradable y estaba vestida con un bonito vestido azul cubierto por un delantal blanco.  Unos lentes colgaban en la punta de su nariz.

La señora se detuvo y miró directamente a Claudio.

“HOLA”, dijo mientras se acercaba a él. “Soy maestra y conozco el camino a la Ciudad Jubilosa. He venido a decirte cómo llegar, y también a cualquier persona que quiera escuchar”.

A Claudio le encantó la idea. Entonces dijo la maestra, “Vamos a empezar ahora mismo, porque nunca debemos dejar para mañana lo que podemos hacer hoy”.

“Bueno… es que el día casi se acaba”, titubeó Claudio, con un suspiro, “tal vez usted me lo pueda decir mañana”.

Pero el mañana, como se sabe, es muy escurridizo.

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AL DÍA SIGUIENTE, Claudio se enteró que la maestra estaba en una pequeña iglesia enseñando a otros sobre la Ciudad Jubilosa. Se acercó y escuchó desde la puerta.

“Todo lo que les estoy diciendo está en este libro”, escuchó decir a la maestra. “Se llama El Camino, y es el libro más valioso de todo el mundo. Tengo una copia para cada uno de ustedes”.

Cual fue la sorpresa, cuando la maestra le entregó a Claudio una copia del libro mientras salía de la iglesia. “Yo tengo un libro para ti también, mi querido Claudio”, dijo con una sonrisa.

teacherboyCLAUDIO no podía creer su buena suerte. Tomó el libro, le dio las gracias a la señora una y otra vez y luego corrió tan rápido como pudo a su pajar favorito.

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SE QUEDÓ AFERRADO a su libro mirando a las nubes. Pero en vez de leerlo, se quedó dormido, soñando con lo que iba a aprender de su libro y cómo emprendería su camino para encontrar la Ciudad Jubilosa… mañana.

Pero el mañana, como se sabe, es muy escurridizo.

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AL DÍA SIGUIENTE, Claudio sostuvo el libro en sus manos y pensó: “Sería terrible si algo le sucediera a un libro tan valioso”. Entonces lo envolvió con un papel que encontró. Así no le pasaría nada. “Ahora”, dijo, “mi libro va a estar seguro para cuando yo esté listo para leerlo y aprender el camino a la Ciudad Jubilosa… mañana”.

Pero el mañana, como se sabe, es muy escurridizo.

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PERO AL DÍA SIGUIENTE, Claudio no abrió su libro para leerlo.  Al contrario, miró por la ventana y pensó: “Otras personas deben saber que tengo este libro tan valioso. Voy a ir a la ciudad para que la gente me vea con él”, pensó, muy satisfecho con su gran idea.

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ASÍ QUE CLAUDIO se dirigió al centro de la ciudad y con orgullo se quedó allí para que todos pudieran ver. Pero todo el mundo sabe que el mero hecho de tener un libro – aun uno tan valioso como El Camino – no sirve de nada si no se abre y se lee. Todos parecían saberlo, excepto Claudio. Si alguien le preguntaba por el paquete, él, con orgullo decía que era el libro más valioso del mundo. Y si alguien le preguntaba de qué se trataba, les decía que el libro enseñaba el camino a la Ciudad Jubilosa. Y si alguien le preguntaba si sabía el camino, él decía: “No, pero lo voy a saber… mañana”.

Pero el mañana, como se sabe, es muy escurridizo.

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Y si tú fueras a la pequeña aldea de Capricho, no te sería difícil encontrar a Claudio – o alguien que se pareciera mucho a él – recostado en un pajar mirando las nubes, o sentado en la ladera de una colina soñando con sus “mañanas”. Un día, a él le gustaría vivir en la Ciudad Jubilosa, pero no está muy seguro de cómo llegar allí. Él todavía tiene el libro que la maestra le dio, el que muestra el camino. Es posible que lo abra… mañana.

Pero el mañana, como se sabe, es muy escurridizo.

Para padres & lectores

A mediados del siglo XV, la recién inventada imprenta de Johannes Gutenberg y las habilidades literarias de Martín Lutero ayudaron a cambiar el mundo. Juntos, comenzaron a producir libros que el “hombre común” podría acceder. Se establecieron escuelas para la clase obrera. Alcanzar el aprendizaje y la educación se convirtieron en una de las principales actividades del hombre. Por supuesto, el libro más importante, y el primer libro impreso por Gutenberg fue la Biblia.

Una de las cosas más importantes que un padre puede hacer por su hijo es inculcarle el interés por aprender nuevas ideas y conocer la verdad. La lectura abre la puerta al conocimiento, y el conocimiento a la sabiduría. Con un buen libro un niño puede explorar los lugares más remotos o aprender de astros recién descubiertos en el espacio. Con un buen libro podemos llegar a sentirnos amigos de las más interesantes personas que han vivido, visitar increíbles espacios en nuestra imaginación, aprender sobre lo que duele y destruye, así como lo que ayuda y anima a otros. Con el Libro de Dios, podemos conocer a Dios, podemos descubrir cómo se llega a su Ciudad Jubilosa, y podemos disfrutar de su amor por siempre.

El término “El Camino”, utilizado en esta historia, se refiere a la Palabra de Dios. “El Camino” era un título que utilizaban con frecuencia los primeros cristianos como una forma de identificar a todos aquellos que habían seguido a Jesús. Hechos 9:2 y 11:26 incluyen referencias a esta expresión. Además, “el Camino” es más que un camino. Es una forma completa de vida. Mateo 7:14 dice: porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.

En esta historia la Ciudad Jubilosa se refiere, por supuesto, al Cielo. La Biblia dice que Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman (1 Corintios 2:9). Aunque hay muchas descripciones maravillosas en la Biblia de lo que será el Cielo, éste es tan glorioso y lejano a nuestra imaginación, que somos incapaces de describirlo completamente. Cada uno de nosotros, sin embargo, quiere vivir allí un día junto a nuestros seres amados.

Le animamos a leerle a sus niños. Nutra y estimule su curiosidad. Rételos a alcanzar el éxito; a que pongan todo su esfuerzo tanto en jugar como en trabajar. Asegúrese de que tengan buenos libros para leer y, más importante que nada, incúlquele el amor por la Palabra de Dios. Anime a sus hijos a abrir sus Biblias, y léala usted también para darle el ejemplo. No espere para comenzar mañana ya que, como sabe, el mañana es muy escurridizo.

Una oración simple

Amado Jesús,

Yo sé que soy un pecador y que he hecho mal. Por favor, perdóname. Yo creo en ti, Jesús. Creo que moriste para salvarme de mis pecados. Pero sé que no permaneciste muerto. Creo que te levantaste de la tumba y fuiste al Cielo.
Y yo creo que un día, tu me traerás a vivir contigo para siempre.

Gracias por amarme ahora y siempre, no importa lo que pase. Ayúdame a amarte también.

En el nombre de Jesús,

Amén

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Enrique Campdepadrós nació en Argentina y estudió en la Escuela Panamericana de Arte de Buenos Aires. Fue responsable de desarrollar el arte para una publicación mensual en Inglés de la “Editorial Thompson” durante 18 años consecutivos, y fue dibujante de “Dante Quintero”, creó la animación 2D de “Jaime Díaz”. También desarrolló diseños y fondos para varias series animadas, incluyendo Los Pitufos, Los Picapiedra, Wildfire, Chuck Norrisy Galtar. Sus ilustraciones han aparecido en cómics, novelas y numerosos libros para empresas tales como Disney, Warner Bros, Logoi, y Marvel, entre otros. Su trabajo actual incluye animación y libros para niños en Italia y EE.UU., el libro Colecciones de la mitología griega para Australia, y colecciones de cuentos clásicos infantiles en Argentina.

 

 

 

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Claudio y sus mañanas © 2013 por LOGOI Inc.
Portada y diseño textual: Meredith Bozek
Traducción: Angie Torres Moure
Ilustraciones: Enrique Campdepadrós

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación podrá reproducirse de cualquier forma sin permiso escrito previo de los editores, con la excepción de citas breves o reseñas.

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