John MacArthur
Traducido por Henry Tolopilo
PREGUNTA:
¿Qué relación deben tener los ancianos con la congregación?
RESPUESTA:
Los ancianos son llamados y elegidos por Dios, confirmados por el liderazgo de la iglesia y ordenados a la tarea del liderazgo. A ellos son dadas las responsabilidades de ser ejemplos al rebaño, dar dirección a la iglesia, enseñar a la gente y guiar a la congregación. La Escritura implica que cualquiera que está a un nivel más bajo del liderazgo debe estar bajo la autoridad de los ancianos.
Porque ellos comparten una responsabilidad y posición única en la iglesia, los ancianos merecen gran respeto.
Primera Tesalonicenses 5:12-13 dice, “Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan; y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra”.
La palabra griega traducida “reconozcáis” en este pasaje significa “de conocer íntimamente”. Junto con el resto del pasaje, implica una relación cercana incluyendo aprecio, respeto, amor y cooperación. El gran sentimiento de reconocer viene “por causa de su trabajo”. Debemos respetarles por el llamado que ellos están cumpliendo —no solamente por su diligente labor y la tarea que tienen, pero también por la llamada que es tan noble.
Hebreos 13:7 dice, “Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe”. Eso enfatiza ambos la responsabilidad de los ancianos de vivir como ejemplo, manifestando virtud en su vida, y la responsabilidad de la iglesia de seguir su ejemplo.
Versículo 17 agrega otra dimensión de la responsabilidad de la congregación hacia sus líderes espirituales: “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso”. En otras palabras, la congregación es responsable espiritualmente a sus ancianos, y los ancianos son responsables ante Dios. La congregación se debe someter al liderazgo de los ancianos y dejar que los ancianos se preocupen con su propia responsabilidad ante el Señor. Y si la congregación es sujeta y obediente, los ancianos podrán dirigir con gozo y no con dolor, el cual no será provechoso para nadie.
Eso no significa, sin embargo, que si un anciano peca abiertamente su pecado debe ser ignorado. Primera Timoteo 5:19-21 dice, “Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos. A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman. Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad”.
Una acusación de pecado en contra de un anciano no es de ser recibido ligeramente. Ni es de ser pasado por alto. Los ancianos deben ser disciplinados de la misma manera que cualquier otra persona en la iglesia lo debe ser. En ninguna manera deben recibir tratamiento preferencial.
El testimonio de la iglesia es más visible en las vidas de los ancianos. Si ellos ignoran el mandato bíblico para la santidad, la iglesia sufrirá las consecuencias. Igualmente, si la iglesia no es sumisa al liderazgo que Dios ordenó, su testimonio sufrirá, su eficacia disminuirá, sus prioridades serán desbalanceadas, y últimamente perderá su sabor como la sal de la tierra.
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