PREGUNTA:
Quiero saber qué pasa cuando la gente muere, ¿nos pueden ver desde el cielo? Después que venga Jesús, ¿cómo nos vamos a reconocer como familia, es decir mamá e hijos, esposos o hermanos, y moraremos como grupos familiares? Claro, sabemos que las funciones no serán como ahora.
RESPUESTA:
La pregunta es buena, y una que la gente ha hecho desde que Cristo prometió llevarnos al cielo. La Biblia no las contesta directamente, y dice muy poco para darnos respuestas seguras. Un capítulo clave es 1 Corintios 15, que explica que nuestros cuerpos son eternos, y que van a ser resucitados —cambiados y purificados— de una forma gloriosa para vivir con Cristo en el ambiente celestial y eterno. Contestamos las preguntas que usted hace viendo lo que dice un texto aquí, otro allá, y de esos textos asumiendo respuestas.
Por ejemplo: ¿puede la gente en el cielo vernos acá en la tierra? Vamos a Lucas 16: 19-31, a lo que dijo Jesús a sus discípulos, y encontramos frases como la siguiente: murió el mendigo… y murió también el rico. Entonces lo que dice acerca de versículo uno al otro es algo que ocurre después de la muerte. Y cuando entonces añade: una gran cima está puesta entre nosotros [los que están en el cielo] y vosotros [que están en el infierno], de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. Esta “gran cima” entre el cielo y el infierno, creo yo, sería mucho más real entre nosotros los vivos y los muertos que están en el cielo. Si entre aquellos que ya están en la esfera de los muertos no puede haber comunicación, muchos menos podrían los que están en el cielo ahora vernos o comunicarse con nosotros. Otra observación: si el cielo es el lugar de gozo eterno, ¿no cree usted de que si nos pudieran ver acá en el mundo lleno de pecado y problemas podrían estar gozosos en el cielo? Yo creo que hay un velo intransparente que Dios misericordiosamente ha puesto entre nosotros y los que están en el cielo.
Otra cosa, el que muere sale de lo que nosotros llamamos “tiempo” y entra de inmediato en “eternidad”, donde las cosas no se miden por minutos, horas, días, meses y años. Nosotros somos prisioneros del tiempo, los muertos no. Aplique esa verdad a la idea de que si los que están en el cielo nos esperan o si tienen ansias por nosotros. Están en una esfera donde lo que más atrae e interesa y da suprema satisfacción es la gloria de Dios.
Usted pregunta acerca de si nos conoceremos una vez que lleguemos al cielo. Para la respuesta vayamos a Mateo 17: 2-6. Allí vemos que en la transfiguración aparecieron Moisés y Elías, hablando con él. Cristo no les dice a los discípulos, “este es Moisés y este es Elías.” Los discípulos en ese incidente de penetrar a lo que sería muy parecido al mismo cielo, sabían quiénes eran. De ese texto asumimos que cuando lleguemos al cielo nos conoceremos de inmediato.
Pregunta si moraremos como grupos familiares en el cielo. De eso nada se dice en la Biblia. Puede que sea. En Apocalipsis 19 lo que se enfatiza es el mismo cielo, y que allí es donde se celebrará la gran boda del Cordero (Cristo tomando a la Iglesia —todos los que hemos creído en él— como esposa). En Apocalipsis 21 vemos el resultado de esa boda: Vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén [la “ciudad” y la “Nueva Jerusalén son la misma cosa], descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. [Aquí aclara que la “santa ciudad” y “la Nueva Jerusalén” representan a la multitud que componen los redimidos, los que llegaron al cielo.] Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres [refiriéndose a Jesús que recoge y cubre a todos los redimidos bajo su sangre], y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Lo importante no es que estemos como agrupaciones familiares en el cielo, sino que todos los redimidos juntos (como en luna de miel) nos gloriaremos en la presencia de Jesús nuestro inigualable esposo.
En fin, sus preguntas no tienen respuesta directa en la Biblia. Solo por inferencia podemos asumir respuestas. Eso quiere decir que tenemos que hablar con bastante cuidado sobre tales temas.
Les Thompson