¿Qué nos depara el nuevo año?

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¿Qué nos depara el nuevo año?

 por Rogelio Aracena

Conocer el futuro es el gran anhelo del hombre de todas las épocas y particularmente del hombre en este siglo 21. La futurología ha llegado a ser considerada una especialidad, sobre todo a nivel empresarial, ya que las computadoras pueden procesar datos y establecer probabilidades en áreas como la economía, informática, mercados y hasta en la política.

Por otra parte a nivel general se incrementa el número de adivinos y lectores del futuro, muchos de los cuales tienen más clientes que otros profesionales. En cuanto al pasado, sin embargo, existe la misma carga de preocupación. Nos dicen los expertos en salud mental, que detrás de la aparente despreocupación del hombre de hoy, se esconde una carga de culpa y frustración por el pasado. Es esta tensión entre un pasado frustrante y un futuro incierto, lo que lleva al hombre moderno a desear abandonar el presente en forma radical.

Los romanos identificaban el mes de enero con el Dios Janos, el cual tenía dos caras. Una miraba hacia adelante y la otra hacia atrás. Aun cuando se comenzaba de nuevo, no se podía evitar mirar hacia atrás Así sucede con la mayoría de las personas y en cuanto a seres humanos es imposible evitarlo.

Es interesante que en la Biblia y particularmente en la vida cristiana, se nos motive a tener una actitud correcta, tanto hacia el pasado como al futuro. Esta es una buena base para un nivel de salud mental aceptable. El interés de la Biblia está en el hoy como la clave para superar positivamente el pasado y mirar confiadamente el futuro con un mínimo nivel de frustración y de angustia.

“Por nada estéis ansiosos (afanados)” Filipenses 4: 6

“Mi Dios pues suplirá…” Filipenses 4:19

“Mas bien una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que esta adelante, sigo avanzando…” Filipenses 3;13-14  NIV

Es interesante como Pablo mezcla el pasado, el presente y el futuro para finalmente decir que no mira atrás, ni tampoco se queda mirando el futuro. Está en el presente y dice: SIGO AVANZANDO.

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es, las cosas viejas pasaron, he aquí. Todas son (han sido, son y. están siendo) hechas nuevas”. (2 Co 5:17)

Dios se mueve en un eterno presente y para Él las cosas son. Por eso puedo mirar hacia atrás al año que ha pasado y decir que los fracasos, dolores, angustias y errores han sido puestos en la cruz de Cristo y en su resurrección todo es hecho nueva oportunidad. Esto es lo que nos dice el salmista:

“Anunciar por la mañana tu misericordia, y tu fidelidad por la noche” Salmo 92:2

Cada día la misericordia de Dios es nueva, y con seguridad en su fidelidad podemos ir al descanso de la noche, pues basta a cada día su afán y el día de mañana serán nuevas misericordias. Esta es la perspectiva correcta para movernos en la visión acertada del pasado y la certidumbre del futuro.

Este año es un nuevo presente que Dios coloca en nuestras manos para cosas nuevas y grandes. Aciertos, triunfos y alegrías son dejados en la cruz en acción de gracias y preguntamos: ¿Qué nuevos desafíos tienes para mí, Señor? Ni rumiando en un pasado negativo, ni tampoco seguir viviendo en las glorias pasadas. Jesucristo, quien vivió la vida mas significativa y victoriosa que hombre alguno haya vivido dijo a sus discípulos que ellos harían cosas mayores que las que él había hecho.

¿Cómo podemos desarrollar una actitud correcta hacia el futuro?
“Permanezcan en mí y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por si misma, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí”. Juan 15:4

El permanecer en Cristo es fundamental. El apóstol Pablo usa la palabra griega “meno” que significa entre otras cosas QUEDAR, POSAR, ALGO PERDURABLE, PERSEVERAR, PERSISTIR. No es otra cosa sino estar dispuesto obedientemente a hacer su voluntad, no la nuestra. A veces la voluntad de Dios puede resultar incomprensible y contraria a la lógica humana, como el caso de Abraham y la orden de entregar en sacrificio su hijo anhelado. Sin embargo fue un proceso de consolidación de la fe necesaria para dar a luz un pueblo. No estamos hablando de una confianza emocional o de una obediencia sentimental, sino en las palabras de Pablo a los Colosenses “arraigados y sobre-edificados en él”.

“Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y les será hecho”. Juan 15:7

La permanencia u obediencia esta ligada a la Palabra de Dios. Es creer que lo que Dios ha dicho es cierto. El siempre presente conflicto entre seguir nuestro criterio o la Palabra de Dios. Dios no tiene otro compromiso, excepto aquel que esta escrito en la Biblia. Cuando tú y yo, en obediencia a la Palabra actuamos, los resultados se hacen presentes.

“Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor”. Juan 15:9

Obedecer en las palabras de Pablo usa “tereo” que significa VIGILIA, CUIDADO, MANTENER UN OJO SOBRE ALGO, EN CUSTODIA. Esta conducta trae como resultado estar en su amor, “ágape”, AMOR, AFECTO O BENEVOLENCIA, FIESTA DE AMOR.

Esta es una promesa extraordinaria en cuanto a conocer y experimentar el amor de Dios cada día en nuestra vida. La completa seguridad de la presencia del Pastor de Pastores por lo tanto “nada nos faltará”, su protección y cuidado serán constantes, su vara de corrección nos permitirá enderezar el camino y su cayado gentil nos motivará a seguir adelante. Sólo nos pide obediencia a Él y Su palabra.

No cabe duda que de esta manera podremos decir que “todas las cosas ayudan a bien”, que “nada ni nadie nos puede arrebatar de su mano”, que “mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo, pues con Él somos más que vencedores”.