Oseas: La fidelidad de Dios y nuestra infidelidad

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Oseas: La fidelidad de Dios y nuestra infidelidad

XX

 por Juan Medina

Pensar en las maneras del obrar de Dios es algo que una mente finita jamás podrá terminar de descifrar. Una de esas maneras la encontramos en Oseas 1:2 cuando leemos: “Yahweh dijo a Oseas: Anda, toma para ti a una mujer prostituta y engendra hijos de prostitución, porque la tierra se ha prostituido en gran manera a espaldas de Yahweh”.[1]Tomado de la Biblia Peshita en español, Traducción de los antiguos manuscritos arameos, Coleman Bible Publishers, Nashville, Tennessee, 2006

La prostitución es un tema que nunca ha estado exento de la vida de los hombres y si notamos en este último tiempo tendremos que decir que la misma ha llegado a grados ilimitados dañando vidas, familias y a toda la sociedad. Pero, cuando esta se menciona en la Biblia y más aún en relación a uno de los principales voceros de Dios, no sólo nos llama la atención sino que nos sorprende.

Pero por otro lado, en medio de este hecho tan singular en la vida de Oseas hay algo que también llama la atención y es la mención a la infidelidad matrimonial. Recordemos, qué nos dice Pablo al respecto. Dos pasajes vienen a mi mente en este momento: El primero, “Honroso en todos sea el matrimonio y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios” (He. 13:4). Qué tristeza y qué dolor tuvo que experimentar el profeta. El mismo, como siervo de Dios y por mandato mismo de Jehová se había casado con una mujer que luego le sería infiel.

Y esto nos lleva al segundo pasaje paulino, “Si fuéremos infieles, Él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo” (2 Ti 2:13). Dios había llevado al profeta a una situación que tenía un propósito definido, enseñarle la infidelidad de parte de Israel y la fidelidad de Dios para mantener un amor incondicional.

Pero metámonos en la historia misma de Oseas y la prostituta. Hay quienes pretenden rechazar el carácter histórico de esta experiencia, y no es mi propósito dedicarme a argumentar a favor o en contra de semejante discusión. El relato viene a nosotros de la Palabra de Dios y la aceptaremos como tal, una historia real a través de la cual Dios quiso dar una enseñanza a su profeta y al pueblo de Israel. Una enseñanza que tiene mucho para nosotros en la actualidad. Como alguien dijo de manera acertada: “Esta no es sólo la historia de un hombre que se enamoró de quien no debía; sino la ilustración viva del amor y del perdón de Dios al hombre”.[2]Nota tomada de Internet. Autor no mencionado. 2008

Imaginemos la conversación entre Dios y el profeta: “Quiero que sepas la historia de esta joven. Quiero que te cases con ella pero al mismo tiempo quiero que sepas que ella te será infiel, de hecho, se convertirá en nada menos que una vulgar prostituta.”[3]Cita parafraseada de un artículo de Ray C. Stedman tomada de Internet. No cabe duda que Oseas debe haber quedado perplejo al escuchar semejante mandato. No sólo se trató de un mandato extraño, era además un mandato incomprensible e inaceptable.

Esto me hace pensar en la forma que Dios obró en mi propia vida a pocos meses de haberme casado. Asistimos con mi esposa en un retiro pastoral donde nos darían la bienvenida al ministerio. En medio de esta experiencia ocurrió algo que me costó mucho aceptar, mi esposa perdió al hijo que tenía en su vientre. Recuerdo que en voz alta dije: “Si Dios me da esta bienvenida al ministerio, ¿qué me espera más adelante? No podía entenderlo, no podía comprenderlo y mucho menos aceptarlo. Un tío pastor se acercó y me dijo: “Lo que Dios hace con ustedes no lo entiendes ahora, pero puedes estar seguro que es para el bien de los dos”.[4]Experiencia vivida en marzo de 1978, Bahía Blanca, Argentina. Hoy, cuando han pasado casi treinta años de esa experiencia, puedo decir con seguridad: Dios lo hizo para nuestro bien (Ro 8:28).

Pero volvamos a nuestra historia. No podemos dudar que el principio de este matrimonio fue feliz y mucho más con la llegada del primer hijo. Pero, nuevamente el obrar de Dios resulta extraño. El nombre que Jehová escoge para este hijo es Jezreel, que significa “naufragar” —que dentro de la nación se trataba de un nombre que traía vergüenza. ¿Por qué resulta extraña esta acción de Dios? Con seguridad el profeta conocía la historia de su pueblo, por tanto es correcto sostener que recordaría este nombre de aquel hecho tan triste en la historia en la que participaron Jezabel y Acab (2 Re. 9:30-37). El nombre traía una lección, puesto que Dios estaba comunicando a su pueblo lo que él traería acerca de lo insensato de su accionar al haberle abandonado.

Y resulta aún más extraño cuando llegan los dos siguientes hijos. Primero, una hija a quien dieron de nombre Loruhama, que significa: “una persona a la que no se le tiene ninguna lástima o compasión”.[5]Nota tomada del artículo “Oseas: El profeta y la prostituta de Ray C. Stedman. Internet, 2008 ¿Qué estaba enseñando Dios a través de esta niña? Le estaba diciendo que ya no tendría compasión de ellos si seguían en su obstinado andar delante de Él.

Finalmente, llega el tercer hijo. Dios hace que le llame Lo-ami: “no sois mi pueblo y yo no seré vuestro Dios”. ¡Qué trágica situación! Pero, no nos olvidemos de la historia del profeta y Gómer su mujer. Aunque el texto no parece indicar que la infidelidad se diera a partir del segundo hijo de Oseas, hay comentarios de que esto así sucedió. Personalmente creo que la anticipada infidelidad de Gómer se inicia a partir de la llegada del tercer hijo. Como explica el comentarista Stedman: “Después de esto ya no hubo más niños en la casa de Oseas y Gómer comenzó a cumplir la triste predicción que Dios había hecho cuando dijo a Oseas que se casara con ella”.[6]Ibid. Stedman, pág. 3

¿Qué hacer ante tan dura realidad? Al principio, Oseas determinó dejar ir a Gómer. Pero después de cierto tiempo y experiencias tristes vividas por la propia Gómer, Oseas fue al rescate de ella. ¿Era esto posible? ¿Cómo ir detrás de una mujer que le había sido infiel? Alguien ha dicho: “No me pregunten por qué. El amor es complicado”.[7]Nota tomada de un artículo por Internet. No hay referencia del autor de dicho artículo. Y esto es una gran verdad. El amor lleva a realizar acciones alejadas de toda posible explicación. Pero nuevamente tenemos acá algo que no sólo tiene que ver con el profeta, sino con Dios mismo y su pueblo Israel. Sin embargo, la historia queda inconclusa si no hacemos mención de esta acción de Oseas.

El comentarista Stedman ha hecho una hermosa paráfrasis de lo que pudo haber sido la conversación entre Dios y Oseas. Veamos: “El profeta, con el corazón destrozado no sabía qué hacer y acudió a Dios llorando. Dios redijo: Oseas, ¿amas a esta mujer a pesar de lo que te ha hecho? Oseas asintió con su cabeza mientras caían sus lágrimas.  Entonces Dios volvió a decir: entonces ve y muéstrale tu amor por ella de la misma manera que yo amo a esta nación, Israel”.[8]Stedman, pág. 4 Si, amado lector, el amor es capaz de realizar los actos menos comprensibles por el ser humano, y esto, pensando aún que en la humanidad tenemos pocas demostraciones del verdadero amor como es expresado por Pablo en 1 Corintios 13. El único que puede amar de esa forma es Dios. En este caso tan particular y especial, su siervo, el profeta Oseas aprendió a amar como sólo Dios ama.

Vamos un poco más allá. El volver a tomar a Gómer como su mujer no fue algo sencillo. Oseas tuvo que pagar por ello ofreciendo aún más que el valor que podría haber tenido. El clímax de esta historia lo tenemos en el versículo 3 del capítulo 2: “Y le dije: Vivirás conmigo durante muchos días; no te prostituirás, ni serás para otro hombre, y yo seré para ti”.[9]Biblia Peshita en español. Es este uno de los versículos más sublimes de la Biblia. En el puede verse claramente la demostración del verdadero amor que es figura del amor de Dios por su pueblo Israel y por toda la humanidad.

Sí, no cabe duda, Dios es amor (1 Jn 4:8). Él utilizó la vida de este profeta para enseñarnos hasta dónde es capaz de llegar una persona con su paciencia para que nos volvamos a Él, y nunca más abandonarle. Tomaría demasiado tiempo ponernos a considerar el resto del relato profético del libro y haciendo mención de cada unos de los demás elementos que demostraron el cumplimiento del mensaje divino. Que baste lo visto hasta acá para poder agradecer a Dios por el don inefable de su amor.

Recordemos, sin embargo, que es un error hablar del “Dios vengador del Antiguo Testamento” e insinuar que Dios cambió en el Nuevo, como alega el articulista Ariel Álvarez V.: “El largo camino iniciado con Oseas llegó a su fin… Dios había mostrado al fin su verdadero rostro”.[10]Ariel Álvarez V. Oseas y la prostituta: un drama familiar de consecuencias universales. Tomado de Internet, pág. 4, 2008 Dios es el mismo hoy, ayer y por los siglos. Su ira contra el pecado es tan real hoy como lo fue en los días de Oseas, e igual su amor, gracia y favor se caracterizan por todo el Antiguo y Nuevo Testamento. Es sencillamente por su increíble gracia que no somos consumidos.

Terminando con esta oración que podría ser la de cada uno de nosotros: “Dios y Padre nuestro, te doy gracias por esta preciosa historia y te pido que la misma toque mi corazón y me lleve a ser cada día más sumiso a ti. Que pueda ver cada día la ternura de tu amor, la irresistible naturaleza de un amor que espera, que sufre, que anhela y que me sigue. Señor, te pido que me hagas reaccionar para poder ver y entender que no hay otra respuesta que me pueda satisfacer, ni ningún otro poder que pueda suplir mi necesidad, ni ningún otro amor que pueda sanarme. Ayúdame a ser fiel a ti cada día, recordando que “si ando en luz como tú eres luz, la sangre de Jesucristo, tu Hijo me limpiará de todas mis injusticias”. Te lo pido en Su nombre, Amén.

References

References
1 Tomado de la Biblia Peshita en español, Traducción de los antiguos manuscritos arameos, Coleman Bible Publishers, Nashville, Tennessee, 2006
2 Nota tomada de Internet. Autor no mencionado. 2008
3 Cita parafraseada de un artículo de Ray C. Stedman tomada de Internet.
4 Experiencia vivida en marzo de 1978, Bahía Blanca, Argentina.
5 Nota tomada del artículo “Oseas: El profeta y la prostituta de Ray C. Stedman. Internet, 2008
6 Ibid. Stedman, pág. 3
7 Nota tomada de un artículo por Internet. No hay referencia del autor de dicho artículo.
8 Stedman, pág. 4
9 Biblia Peshita en español.
10 Ariel Álvarez V. Oseas y la prostituta: un drama familiar de consecuencias universales. Tomado de Internet, pág. 4, 2008