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Lectura Bíblica: Juan 1:1-9; Colosenses 1:24-29
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INTRODUCCIÓN
Dondequiera que miramos hay un espíritu de desesperación. ¿Cómo podemos cambiar esa actitud en una de esperanza? ¿Cómo dejar de ser pesimistas para convertirnos en optimistas? ¿Cómo vivir triunfantes, en vez de dejarnos vencer por las circunstancias que nos amenazan? Solo reconociendo la gran verdad de que: «Cristo en vosotros, la esperanza de gloria» (Col 1:27).
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- CRISTO EN NOSOTROS: LA BASE DE NUESTRA ESPERANZA EN DIOS
- El Cristo que está en nosotros es el Logos de la eternidad (Jn 1:1-3). Logos es un término griego que significa palabra eterna, el «Yo soy».
- El Cristo que está en nosotros es el Cristo que vino al mundo (Jn 1.14).
- El Cristo que está en nosotros es el que ha vencido a la muerte (Ap 1:18)
- Vive superano y supremo a la diestra del Padre.
- Ha sido victorioso sobre la muerte y la tumba.
- Este Cristo está con nosotros, nos invita diariamente a Su mesa (Ap 3:20)
- Viene para suplir nuestras necesidades individuales.
- Viene a nosotros colectivamente cuando nos reunimos para adorar.
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- CRISTO EN NOSOTROS: LA BASE DE NUESTRA CONFIANZA EN DIOS
- El Cristo vivo nos asegura Su presencia espiritual (Mt 28:20).
- El Cristo vivo cumple en nosotros Su buena voluntad (Gal 2:20; Fil 2:13).
- El Cristo vivo en nosotros nos hace Sus instrumentos útiles (Fil 1:6)
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- CRISTO EN NOSOTROS: LA BASE DE NUESTRO DESCANSO EN DIOS
- Cristo en nosotros es la base de nuestra seguridad del perdón de todos nuestros pecados (1 Jn 1:9).
- Cristo en nosotros es la base de nuestra esperanza de triunfo sobre la tentación, no importa de dónde venga ( 1 Co 10:13).
- Cristo en nosotros es la base de nuestra paz y reposo en medio de la tragedia o la confusión de este mundo (Heb 4:9-13).
- Cristo en nosotros es la base de nuestra esperanza del cielo al fin del camino terrenal (Jn 6:40; Jn 10:27-29).
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- CRISTO EN NOSOTROS: LA BASE DE NUESTRA ESPERANZA PARA OTROS
- Si Cristo nos redimió, ¿por qué no puede salvar al esposo borracho, o al hijo o al vecino en drogas? (Lc 19:10).
- Si Cristo nos redimió de una forma tan maravillosa, ¿por qué no puede hacer un cambio en nuestra ciudad o vecindario? (Jn 4:28-30; 39).
- Si Cristo nos ayudó a levantar esta iglesia y llegar a este barrio, ¿por qué no confiar en Él para hacer un cambio en la amada patria? (Heb 19:8-10).
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CONCLUSIÓN
Cuando tienda a desanimarse, recuerde que Cristo ha venido a vivir en nosotros. Él quiere cumplir la buena obra de Dios en la vida suya y en la de otros. Aférrese a la preciosa promesa de Su presencia morando en usted, si quiere hallar el valor que necesita para vivir bien durante los días de esta semana. Lo más práctico que puede hacer con valor es salir y contarle a otro de este glorioso Cristo que mora en usted.
Vive soberano y supremo a la diestra del Padre.
Triunfó sobre la muerte y la tumba.
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AYUDAS HOMILÉTICAS
Podría comenzar su sermón contando algo que le haya sucedido en alguna catástrofe. Luego pregunte: Cuando llegó ese momento de la tragedia, ¿dónde estaba Cristo?
Aunque aquí se está dando un recuento de la grandeza de Cristo en términos doctrinales, revívala repitiendo de distintas maneras y dando ejemplos de esa realidad, que Cristo ahora mismo vive y mora en nosotros. Él nos ayuda en todas nuestras necesidades. Si esto es cierto, ¿por qué nos desesperamos y desanimamos?
En este segundo punto caben ilustraciones que salgan de su propia experiencia o de la de alguien en su congregación. Deténgase para recordar cosas que le han contado personas en su congregación de lo que Dios ha hecho para (a) librarlos de un accidente, (b) suplir sus necesidades, (c) ejercer un ministerio de servicio especial a un miembro.
Enfatice este tercer punto hablando de problemas del momento: (a) Aquellos que arrastran complejos de culpabilidad por no confiar en el perdón absoluto de Dios. (b) Algunos que luchan con una tentación en particular, han caído una vez tras otra y se han dado por vencidos. (c) Alguien en otro lugar (no use ilustraciones negativas acerca de gente en su congregación) que sufrió un accidente y se dejó vencer por la tragedia, y otro que puso su confianza en Cristo y salió victorioso.
En su conclusión podría contar cómo era su barrio antes de que llegara el evangelio, o tal vez acerca de una familia de la congregación que antes vivía en tinieblas, destruida a cuenta de un padre alcohólico, pero penetró la luz del evangelio. Al llegar Cristo a vivir en sus corazones, diga la manera extraordinaria en que Dios los cambió a todos. («Cristo en nosotros, la esperanza de gloria».)
Cristo en nosotros, pues, es la base de una gran esperanza para el mañana.