GP Biografía 13: Hudson Taylor, padre de las misiones modernas

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GP Biografía 13: Hudson Taylor, padre de las misiones modernas

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por Juana B. de Bucana

Id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre
del Padre, del Hijo, y del espíritu Santo; enseñándoles…
y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo (Mt 28:19-20)

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Un desafío

Un líder budista, el Señor Ni, se convirtió en la pequeña iglesia fundada por Hudson Taylor y su esposa María. Cierto día, Hudson y Ni sostuvieron una conversación.

El Señor Ni le preguntó:

—¿Por cuánto tiempo han tenido las “Buenas Nuevas” en su país?
—Hace varios siglos —contestó con reticencia el misionero.
—¡Qué! ¿Cientos de años? —continuó con tristeza el líder chino—. Mi padre buscó la verdad, y murió sin encontrarla. ¿Por qué no vinieron antes?

Fue un momento tan doloroso que Hudson Taylor nunca lo olvidó. Lo impactó tanto que se empeñó en llevar a Cristo a todos los que pudiera alcanzar.[1]Dr. Howard Taylor, Hudson Taylor’s Spiritual Secret, China Inland Misión, Philadelphia, 1935, p.67.

Niñez y adolescencia

James Hudson Taylor nació en 1832 en un hogar cristiano, en Barnsley, Yorkshire, al norte de Inglaterra. A su padre, James Taylor, siempre le cautivó el Imperio Chino y antes de que naciera James Hudson, oró: “Dios, si esta criatura es varón, por favor, permite que vaya a trabajar en tu nombre, a la China”.[2]Roger Steer, “Pushing Inward”, Christian History, Carol Stream, IL, edición 52, 1997, p. 10 La familia pertenecía a la Iglesia Metodista Wesleyana, y el joven Hudson estuvo consciente desde su tierna infancia del llamamiento de Dios a trabajar in el país asiático.

El llamamiento

Pocos meses después, Hudson recibió confirmación de Dios a su llamamiento como misionero a China. En seguida empezó a prepararse. En cuanto a la disciplina personal, comenzó a entrenarse para el trabajo que le esperaba: intensificó sus ejercicios corporales, usó un colchón más duro para dormir, y trató de comer poco. Respecto a la obra cristiana, después de asistir a la escuela dominical aprovechaba la tarde visitando y predicando en los sectores más pobres del pueblo. Además, comenzó a estudiar el idioma chino utilizando una versión asiática del Evangelio según San Lucas.

El padre de Hudson tenía una farmacia en la que se preparaban los medicamentos siguiendo las indicaciones de los médicos, ya que en ese tiempo no había grandes compañías productoras de medicinas. Hudson ayudaba a su padre en ese oficio, y así nació en él el deseo de practicar la medicina. Además sabía que le sería muy útil en su trabajo misionero. Luego consiguió un puesto como asistente de un médico en la ciudad de Hull, donde decidió vivir en el sector más pobre, para aprender a sobrevivir con poco dinero y, además, ayudar a la gente. Ahí aprendió muchas lecciones importantes para su futura carrera, especialmente que Dios provee para las necesidades de los que le sirven.

En ese tiempo contactó a la Agencia para la Evangelización de China y luego fue a Londres para comenzar sus estudios universitarios de medicina. No pudo terminarlos porque, inesperadamente, China abrió algunos puertos para que entraran los misioneros cristianos. Dejó sus estudios a los veintiún años de edad, ye se dirigió, en barco, a China; el viaje duró casi seis meses.

La misión

Al llegar a Shanghai, Taylor comenzó a estudiar el dialecto mandarín que se hablaba en casi todo China. Luego de observar la manera en que trabajaban otros misioneros, Hudson tomó algunas decisiones importantes no solo para su labor en esa lejana tierra, sino también para la obra misionera evangélica en general. En primer lugar, decidió vestirse y peinarse al estilo chino con el propósito de identificarse con la gente del país. La segunda decisión fue adoptar las costumbres y hábitos de los chinos en cuanto a su manera de comer, su forma de vivir, etc. Además, decidió salir de Shanghai para trabajar en los pueblos del interior del país. Las primeras dos decisiones fueron muy criticadas por otros misioneros, y la tercera lo llevó a varias situaciones peligrosas, pero Hudson estaba convencido de que Dios lo guiaba y continuó adelante con sus convicciones.

Luego pasó a una de las ciudades portuarias más lindas de la China, Ningpo, donde asentó su base. Allí decidió renunciar a la Agencia para la Evangelización de China porque supo que estaba endeudada, y uno de los principios básicos de su vida en Cristo era no contraer deudas. Tomó en ese momento otra decisión principal en su vida misionera, la de no pedirles dinero a las personas, ni para él ni para la obra, sino comunicarle a Dios sus necesidades confiando que Él proveería.

En Ningpo conoció a María Dyer, hija de misioneros y en 1858 se casaron. Fundaron una iglesia que en marzo de 1860 contaba con veintiún miembros. Hudson trabajó como médico en un hospital cristiano cuyo fundador fue un misionero que tuvo que regresar a su país. Nunca dejó de hacer sus viajes evangelísticos a otras ciudades. Esos seis años de trabajo fueron tan duros que causaron estragos en su salud. Hudson se enfermó gravemente, por lo que debió regresar a Londres con María y sus hijos.

Nace una nueva agencia misionera

Tan pronto como su salud mejoró, reanudó sus estudios, y un año más tarde, en 1862, obtuvo el título necesario para practicar la partería. Además, Hudson revisó la traducción del Nuevo Testamento al dialecto mandarín, y realizó reuniones en iglesias y casas presentando las necesidades urgentes del pueblo chino. Pasó mucho tiempo en oración buscando la manera de reiniciar la obra misionera en China. Permanecieron cinco años en Londres antes de regresar a la labor misionera en el continente asiático.

Un día, recibió una invitación de cierto amigo a Brighton, en la costa sur de Inglaterra, para que disfrutara unas vacaciones. Allí Dios le habló y le mostró la forma en que debía proceder para cumplir su misión. Hudson recibió de Dios la visión de una agencia misionera interdenominacional para trabajar especialmente en las provincias de China. A fin de no desviar los fondos de las agencias misioneras denominacionales sostenida por sus iglesias locales en Inglaterra y otros países, decidió que esta nueva agencia no pidiera ayuda económica a nadie, sino a Dios únicamente. Además, todos sus integrantes debían estar dispuestos a seguir esa misma política; así como a vestir y vivir al estilo chino, e ir al interior del país lejos de sus compatriotas y del respaldo de sus embajadas. Hudson escogió el nombre Misión al Interior de China para la agencia, e inmediatamente le pidió al Señor veinticuatro personas preparadas para ir a China como misioneros.

Misioneros en China

Un año más tarde, en 1866, un grupo de dieciséis misioneros, incluida la familia Taylor, partió hacia China. Tuvieron un viaje muy peligroso, pero Dios les salvó y les condujo salvos y sanos a ese país, donde se asentaron en diferentes provincias, y poco a poco el mensaje de salvación comenzó a difundirse en toda China.

Luego llegó el resto de los veinticuatro misioneros que pidió inicialmente. En 1876 eran cincuenta y dos misioneros los que laboraban en la China. Hudson Taylor, en esta etapa de su carrera misionera, tomó otra decisión trascendental, permitir que misioneras solteras trabajaran en el interior del país.

En 1881, Hudson le pidió a Dios setenta misioneros más. A fines de 1884, llegaron setenta y seis; y en 1886, comenzó a orar por otros cien; en 1887, llegaron ciento dos.

Más tarde, la Misión al Interior de China comenzó a aceptar misioneros de otros países y llegó a ser no solo interdenominacional sino mundial.

Hudson Taylor murió en 1905. Un joven evangelista chino le dijo después de su muerte: “Querido y venerado pastor, usted nos abrió el camino al cielo. Y no queremos que regrese de allí, por eso le seguiremos”.

Legado a la iglesia

Los métodos de trabajo adoptados por Hudson son comunes en la obra misionera actual. El misionero debe:

  • Identificarse con las personas del pueblo donde trabaja.
  • Vestir y vivir como los nativos del lugar.
  • Evangelizar a todos por igual.
  • Viajar al interior del país y a las regiones más alejadas de los centros urbanos.

También hoy día se acepta que las mujeres trabajen en los mismos lugares y en igual manera que los hombres.

Además, la confianza que Hudson Taylor tuvo en la provisión total de Dios, sin depender de donaciones de personas o iglesias, hizo que muchas agencias misioneras interdenominacionales comenzaran a trabajar en la misma manera.

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Acontecimientos Importantes En La Vida De Hudson Taylor

Libro sobre Hudson Taylor en español

Boyer, Orlando, Biografías de grandes cristianos, Tomo 2, Editorial Vida, Florida, 1983.

La mayoría de las historias generales de la iglesia cristiana trata de la obra misionera en China en el siglo XIX e incluyen a Hudson Taylor como misionero destacado.

References

References
1 Dr. Howard Taylor, Hudson Taylor’s Spiritual Secret, China Inland Misión, Philadelphia, 1935, p.67.
2 Roger Steer, “Pushing Inward”, Christian History, Carol Stream, IL, edición 52, 1997, p. 10