GP Biografía 10: Martín Lutero (Parte I)

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GP Biografía 10: Martín Lutero (Parte I)

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1483-1546

por Dr. Theo Donner

En el mundo iberoamericano, donde las tensiones entre católicos y evangélicos son todavía marcadas,
es preciso conocer mejor a este hombre para saber qué motivó la Reforma Protestante.

La Alemania en que nació Lutero se encontraba dividida en un gran número de principados y territorios semiindependientes, que juntos formaron parte del imperio medieval. Lutero nació el 10 de noviembre de 1483 en el pueblito de Eisleben, en el condado de Mansfeldt. Su madre, Margarita, era de familia ciudadana acomodada. Su padre, Hans, era de extracción campesina, pero había entrado a trabajar en la minería y había prosperado lo suficiente para poder darle una buena educación a su hijo Martín.

Después de su educación escolar, Lutero ingresó a la Universidad de Erfurt, obteniendo en 1502 el título de bachiller y en 1506 el de magíster de Artes. Con el estímulo de su padre y con miras a una carrera brillante y lucrativa, Lutero inició estudios de Jurisprudencia.

En julio del mismo año 1505, Lutero se encontró un día en el campo, cuando, al anochecer, lo sorprendió una tormenta. En medio de truenos y relámpagos Lutero cayó a tierra y gritó: «¡Ayúdame, Santa Ana, y me hago monje!»

Quince días después de la experiencia, el 17 de junio de 1505, entró al monasterio de los agustinos observantes en Erfurt, conocido como el monasterio «negro» por la rigidez con que se cumplían las reglas de la orden.

En abril de 1507 fue ordenado sacerdote. Se le animó a estudiar Teología. En 1508, fue invitado por Staupitz, el vicario general de los agustinos, a dictar clases sobre la Ética de Aristóteles en la nueva universidad de Wittenberg, en el principado de Sajonia. Allí a la vez inició estudios para su doctorado.

En 5 de mayo de 1512 Lutero fue hecho supervisor de los agustinos en Wittenberg. El 19 de octubre del mismo año recibió de la Universidad de Wittenberg su título de Doctor en Teología. Poco después fue nombrado profesor de Sagradas Escrituras, en sucesión de Staupitz. En mayo de 1515 Lutero además fue nombrado vicario de distrito sobre 10 monasterios agustinos, incluyendo el de Erfurt.

EL DESCUBRIMIENTO DEL EVANGELIO

Aterrozidado por una tormenta, Lutero gritó: «íAyúdame, Santa Ana, y me hago monje!»”

¿Cuáles fueron los factores y los pasos que llevaron a Lutero a su experiencia de la gracia de Dios y de la justificación por la fe? Aquí mencionarnos diferentes elementos que no se daban en forma sucesive sino más bien al mismo tiempo.

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La Universidad de Erfurt
En el tiempo de Lutero, todo estudio universitario se centraba en Aristóteles, el «filósofo». En Erfurt, sin embargo, este estudio era más bien crítico del filósofo.

Un antiguo rector de la universidad, Juan de Wesel, había enseñado que las indulgencias eran un engaño piadoso, que los laicos deberían recibir la copa en la eucaristía y que la autoridad de las Escrituras estaba por encima de papas y concilios. Aunque Wesel fue muerto como hereje, sus conceptos perduraron en la universidad.

Se daban en la teología de este tiempo dos tendencias básicas. La primera se llamaba la «vía antigua» o «realismo» y se identificaba con los grandes escolásticos Tomás de Aquino y Duns Escoto. La otra se llamaba la «vía moderna» o «nominalismo», y se identificaba con Guillermo de Ocam y Gabriel Biel.

Sin entrar en detalles, destacamos que los nominalistas dudaban de la capacidad racional del hombre y por tanto cuestionaban la especulación teológica. Según ellos, no se podía afirmar nada en cuanto a la doctrina más allá de lo que Dios mismo había rebelado en la Escritura. En la ciencia, la base de nuestro conocimiento es la experiencia, mientras que en la teología la Escritura forma la base.

Aun cuando Lutero llegó a criticar fuertemente a los teólogos nominalistas, siempre se movía dentro de la estructura conceptual del nominalismo.

En la Universidad de Erfurt, Lutero también experimentaba alguna influencia del humanismo. Este era un movimiento intelectual del Renacimiento que se caracterizaba por su aprecio a los tesoros de la Edad Clásica, por su interés en los idiomas griego y hebreo y por su empeño en volver a las fuentes de la fe cristiana. Se despertó así en Lutero el interés en el griego y en el hebreo, que le sirvió luego en su estudio y su traducción de la Biblia.

Pecador ante un Dios Santo
Lutero compartía los temores típicos de la religiosidad popular de su tiempo, el concepto de que era sumamente difícil alcanzar los cielos y que el cristiano encontraba obstáculos sin número en su intento por hacerlo. Compartía la conciencia de que el monasterio representaba el camino más seguro para alcanzar la salvación.

En le teología medieval la «justificación» se entendía como un proceso por el cual una persona era «hecha justa». La «gracia» se entendía como una «gracia infusa», por la cual Dios le daba el poder al hombre para hacer la voluntad de Él. Esta gracia especial la repartía la iglesia por medio de los sacramentos. Al hombre le tocaba cooperar con esa gracia de tal forma que mereciera el cielo. Quedaba así un énfasis exagerado en las buenas obras del hombre y en los medios que la iglesia ponía a su alcance para recibir la gracia necesaria.

El monasterio ofrecía un camino de renuncia por medio de comida sencilla, vestido rústico, trabajo de día, vigilias de noche, ayunos, castigos de la carne y autohumillación.

Pero por este camino Lutero no encontró paz con Dios. Su primera misa en mayo de 1507, fue una experiencia aterradora pare él. Sentirse en la presencia de un dios santo y justo, sabiendo que era pecador indigno, casi lo lleva a huir del alter.

No luchó directamente con las tentaciones carnales sino con la pregunta de cómo podía ser acepto ante un Dios santo. La mortificación de la carne no le sirvió.

Al pecador atormentado la iglesia ofrecía también el camino de las indulgencias. En diferentes formas (por peregrinajes, mediante reliquias, etc.) podía obtener méritos de los santos del pasado, para así etar seguro de no tener que sufrir más adelante en el purgatorio.

Cuando Lutero visitó Roma en 1510 y tuvo la oportunidad de conseguir cuantas indulgencias quisiera, le acosó la duda en cuanto a si era posible manipular a Dios en esta forma, si realmente podían ser eficaces las indulgencias no podían brindarle paz.

En sí, la sola confesión de sus pecados ante un confesor, debiera haber sido suficiente para asegurarse del perdón. Pero la eficacia de la confesión radicaba en la realidad de la «contrición» de parte del pecador. ¿Cómo podía uno estar seguro de que se sentía lo suficientemente avergonzado por su pecado? Además, para ser perdonado, el pecado tiene que ser confesado. ¿Qué tal si a uno se le olvida algún pecado? La confesión tampoco brindaba paz.

Lutero mismo nos dice que llegó hasta a odiar a Dios y casi se desespera por si tal cosa era blasfemia, si tal vez había cometido el pecado imperdonable.

Lutero no ingresó al convento para estudiar teología, sino para salvar su alma.

La Preparación Académica
Fue durante sus estudios para el doctorado, por su lectura del nominalista Biel y de Agustín, que Lutero empezó a cuestionar la influencia de Aristóteles en la teología de su tiempo.

Unos dos meses antes de estallar la controversia sobre las indulgencias, Lutero, presentó sus famosas 97 Tesis contra los escolásticos, poco comentadas.

La teología escolástica, había incorporado los conceptos y categorías filosóficas de Aristóteles en forma integral. No era posible, en la iglesia medieval, entender la doctrina de la gracia, de la transubstanciación, y otras, aparte de Aristóteles. Esta crítica de Lutero puso en tela de juicio buena parte de la doctrina de la iglesia de su tiempo.

 

FACTORES QUE FAVORECIERON LA REFORMA PROTESTANTE

  • La pérdida de prestigio del papado. De 1309 hasta 1377 los papas habían sido prácticamente prisioneros del rey de Francia, trasladando su sede de Roma a Avifión. De 1378 a 1417 la iglesia vivió la vergüenza de tener dos (y a veces tres) papas rivales. Muchos teólogos consideraban un concilio de la iglesia de mayor autoridad que el papa. Tanto el poder político, la prosperidad, como la corrupción del papado rebajaron la dignidad del oficio.
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  • El Renacimiento era un movimiento cultural que promovió el estudio de la historia, de los idiomas bíblicos, de los padres de la iglesia y de la Biblia misma. Chocaba en muchos puntos con el tradicionalismo de la iglesia. Su representante más conocido es Erasmo de Rótterdam.
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  • Los teólogos Juan Wyclif (1329-1384) y Juan Hus (1373-1415) levantaron su voz contra los abusos en la iglesia.
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  • La técnica de la imprenta, descubierta a mediados del siglo XV facilitó la comunicación y difusión de las ideas. Aunque Lutero nunca aceptó pago por sus obras, quienes las publicaron se hicieron ricos.
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  • La fragmentación del imperio en territorios y ciudades, permitió la aceptación de la Reforma en diversas partes aun contra la voluntad del emperador.
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  • La amenaza de los turcos que requería de un frente político unido, impidiendo que el emperador persiguiera a los príncipes que favorecieron la Reforma.

EL ESTUDIO Y LA BIBLIA

Después de recibir su doctorado en 1512, Lutero empezó a enseñar Biblia en la Universidad de Wittenberg.

En 1515 inició sus conferencias sobre Romanos. Parece que luchó profundamente con la frase de romanos 1.17, «la justicia de Dios se revela en el evangelio». Su formación le había llevado a entender esta justicia de Dios como aquella por la cual Él condena al pecador. Nos cuenta cómo luchó con esta frase: «Hasta que al fin, por piedad divina y tras meditar noche y día, percibí la concatenación de los dos pasajes: “La justicia de dios se revela en (el evangelio)”, “conforme está escrito: el justo vive de la fe”. Comencé a darme cuenta de que la justicia de Dios no es otra que aquella por la cual el justo vive el don de Dios, es decir, de la fe. El significado de la frase era el siguiente: por medio del evangelio se revela la justicia de Dios, o sea, la justicia pasiva, en virtud de la cual Dios misericordioso nos justifica por la fe, conforme está escrito: “el justo vive de la fe”. Me sentí entonces un hombre renacido y vi que se me habían franqueado las compuertas del paraíso».

Entendió la «justicia de Dios» ya no como algo que el hombre tiene que alcanzar por su propio mérito, sino como algo que el hombre alcanza por la fe. El hombre es justificado delante de Dios no por las obras sino por la fe. Dios declara justo al pecador que cree en Jesucristo. Con esto Lutero sintió que había encontrado la respuesta a su larga lucha en busca de la paz con Dios. Y vio que este camino de la justificación distaba mucho de lo que la iglesia de su tiempo predicaba y practicaba.

Los conceptos que Lutero fue encontrando en su estudio de la Biblia se cristalizaron más en los años siguientes, pero ahora su lucha por encontrar paz con Dios llegó a si término. Nos encontramos, al final de este proceso, con un teólogo maduro, de un conocimiento y una habilidad muy amplios, capaz de enfrentarse con los teólogos más destacados de su tiempo en pie de igualdad.

Continúa leyendo la segunda parte de este artículo.

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