La Navidad se presta naturalmente para la evangelización. El intercambio de regalos, los nacimientos de Jesús, y conversaciones en las tiendas y mercados ofrecen todo tipo de oportunidades para hablar con las personas acerca de la salvación eterna —el regalo de la vida eterna. Destacamos la palabra regalo, porque muchos piensan que pueden, o deben, aportar algo a su salvación eterna —esfuerzos, ofrendas, o promesas de mejor comportamiento en el futuro.
Pero las Escrituras nos dicen claramente que Dios nos justifica gratuitamente. El apóstol Pablo lo dice así:
“por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús”
(Romanos 3: 23-24, LBLA).