El sabio Platón estaba equivocado

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El sabio Platón estaba equivocado

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por Les Thompson

 

Platón, junto con otros filósofos griegos, enseñaba que en el universo hay dos poderes de igual fuerza, uno bueno y el otro malo. Lo espiritual (incluso Dios) es el bueno. Lo material, lo físico por ser inherentemente deficiente o imperfecto, es malo. Descartes, otro filósofo, aplicó este dualismo a lo antropológico. De ahí que se aplica el dualismo a la idea de que la «carne» es mala —puesto que es material— y que el «espíritu» es bueno —puesto que es espiritual.

Es importante notar que estas ideas de Platón y los filósofos griegos estaban equivocadas, puesto que chocan directamente con el pensamiento bíblico.

La frase más repetida en el primer capítulo de Génesis es: «Y vio Dios que era bueno» Se repite después de cada acto de creación, de cada una de las cosas materiales que Dios hizo. El capítulo concluye con la frase: «Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera». Con ese veredicto divino Dios enuncia que todas las cosas materiales eran y siguen siendo superlativamente buenas.

En el concepto bíblico no había impureza, no había falla, no había imperfección en todo lo creado por Dios. Interesantemente, la única maledicencia pronunciada por Dios antes de la caída de Adán y Eva fue cuando dijo: «No es bueno que el hombre esté solo, le haré una ayuda idónea».

A pesar de esas pronunciaciones claras de la Biblia, las ideas filosóficas de los griegos —el dualismo— ha calado hondo en el pensamiento humano, incluso en el de muchos cristianos. A veces citan el conflicto que apunta el apóstol Pablo entre la carne y el espíritu como prueba de tal dualismo. Lo que hay que entender es que Pablo no esta tratando la lucha entre la “carne” (lo material) y el “espíritu” (lo espiritual), más bien habla de la lucha que tenemos entre las cosas buenas de Dios y las cosas malas que apelan a nuestra humanidad caída —otro tipo de lucha. No tiene nada que ver con el dualismo griego.

En varias acciones históricas se ve hasta que punto se aceptaba ese dualismo griego, que el cuerpo es malo y el espíritu bueno. Por ejemplo, fue esa idea dualista que llevó al monasticismo: había que castigar la carne para poder purificar el espíritu. Era necesario quitarle al cuerpo cualquier cosa que le diera gozo o satisfacción para por ese sacrificio purificar el espíritu. Esa misma idea, de que la carne es mala, ha llevado muchos hoy día al ayuno —creyendo que al privarse de todo placer conseguirán el beneplácito de Dios. Fue lo que le llevó a la severa flagelación de su carne a Martín Lutero en el convento Agustiniano de Erfurt.

Esa misma noción ha producido errores doctrinales. Por ejemplo, la idea de que la carne es mala produjo el concepto en la Iglesia Católica de la inmaculada concepción. ¿Cómo podría la Virgen dar a luz al puro y santo Hijo de Dios si ella poseía un cuerpo material, por tanto impuro? Por tanto la declaran «inmaculada», sin mancha, sin tacha, sin pecado. Pero para que eso pudiera ser, necesitaría que igualmente su madre no tuviera mancha ni pecado, y nos encontraríamos con un problema generacional ad infinitud dificultoso de veras. Tal concepto no concuerda con lo que la Biblia enseña.

Juan en su evangelio dice «Y el Verbo se hizo carne». Ese pronunciamiento, por el mismo problema dualista, hacía pecador a Dios. En cuanto a los griegos, lo inmaterial y espiritual no se podía volver material, puesto que “tomar carne” significaría mancharse y contaminarse con lo impuro y lo imperfecto. Que Dios se hiciera carne era un concepto totalmente inaceptable. De ahí que la primera herejía en la iglesia primitiva era el docetismo: la enseñanza que Cristo Jesús no vino en carne, sino que «parecía» ser carne. Jesús, enseñaban estos herejes, en realidad era un fantasma. Pero el apóstol Juan los condena, declarando que el santo Hijo de Dios se hizo carne. Añade que muchos engañadores han salido por el mundo, personas que rehúsan aceptar que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace, afirma el apóstol Juan, es el engañador y el anticristo.[1]2 Juan 7

La noción de que el cuerpo es malo también se asocia con nuestra sexualidad. Por apelar y ser del cuerpo, muchos creen que el sexo tiene que ser malo. De ahí nace otra idea falsa: la perpetua virginidad de María. Siendo que el sexo es malo, ¿cómo podría ella haber tenido hijos e hijas? ¿Cómo podría el perfecto Jesús tener hermanos y hermanas carnales? Porque el embarazo de María vino por el poder del Espíritu Santo, así —piensan ellos— ella no pecó. El mismo texto bíblico lo dice: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por tanto lo cual también el Santo Ser que nacerá será llamado Hijo de Dios».[2]Lucas 1:35 Arguyen que todo el proceso fue «espiritual», ahí, siguiendo el concepto griego, no hubo «carne» involucrada. Por tanto, siguiendo esa línea de pensamiento, para mantenerse pura María no pudo haber tenido relaciones sexuales con José. Sin embargo, los evangelios hablan repetidas veces de María y de sus hijos.[3]Mateo 12:46; 13:55, Marcos 3:31-35; Juan 7:3-5

Para evitar esta fuerte creencia dualista necesitamos recordar que todo lo material que Dios hizo era bueno en gran manera: ¡superlativamente bueno! La Biblia declara malo al «pecado» y no al cuerpo físico que tenemos  [4]Romanos 7:17

Porque el cuerpo es bueno, Dios promete a su pueblo una tierra que fluye con leche y miel. Porque es bueno, Dios un glorioso día resucitará estos mismos cuerpos nuestros. Además, él promete que cuando Cristo regrese la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.[5]Romanos 8.21 Porque lo material es bueno, Dios promete que en estos mismos cuerpos glorificados viviremos para siempre con él en la tierra y cielos nuevos que él ha prometido![6]Apocalipsis 21

Tenemos, pues, que diferenciar entre lo malo que hacemos cuando abusamos de nuestros cuerpos y el cuerpo mismo que Dios nos ha dado. No pecamos porque el cuerpo es malo, pecamos porque intrínsecamente—en nuestra mente, espíritu, alma y cuerpo— nos prestamos para hacer lo que Dios ha prohibido. El cuerpo es bueno, el mundo es bueno, el sexo es bueno, el matrimonio es bueno —todos han sido creados por Dios— para ser disfrutado sin mancilla dentro de los marcos perfectos establecidos por Dios.

References

References
1 2 Juan 7
2 Lucas 1:35
3 Mateo 12:46; 13:55, Marcos 3:31-35; Juan 7:3-5
4 Romanos 7:17
5 Romanos 8.21
6 Apocalipsis 21