El mal que vive en mi — Romanos 7

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El mal que vive en mi — Romanos 7

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Pecado y restitución
La Lucha
Romanos 7

INTRODUCCIÓN
Un joven pedía ser ordenado al evangelio.  Aunque no tenía preparación bíblica, insistía que el presbiterio lo examinara porque estaba seguro de su llamado al ministerio. Así, procedieron al examen. La primera pregunta que se le hizo fue: “¿Cuál es tu libro preferido en la Biblia?”

El joven contestó: “El evangelio del Buen Samaritano”.

Los presbiteros se mirararon unos a otros y uno le dice al joven, “Por favor, danos algunos detalles de ese evangelio”. El joven enseguida y con gran fervor comenzó:

Hubo pues un señor que salió en camino a Jericó. Pasando por la ciudad se dirigió a Jerusalén. Entre Jericó y Jerusalén cayó entre ladrones. Estos le golpearon cuarenta días y cuarenta noches y le dejaron por muerto. Cuando pudo levantarse, tuvo hambre y los cuervos vinieron y le dieron de comer. Le traían pan por la mañana y le traían carne por la noche.

Se levantó luego de aquel lugar y regresó a Jericó. Y aconteció que entrando a Jericó, levantó sus ojos y vio a Jezabel sentada sobre la muralla. Y dijo a los que estaban con él, “Tírenla de la muralla”. Y la tiraron una vez. Y dijo, “Tírenla otra vez”. Y la tiraron setenta veces siete. Y de los restos recogieron doce cestas. Y decidme, en el día de la resurrección, ¿De quién será esposa?”

Nos reímos al escuchar tan obvia tergiversación de la Biblia. La verdad es que tal tipo de cosa sucede continuamente por labios de personas que no conocen la Palabra de Dios. Toman pasajes y los citan, cambiando por completo su sentido y su enseñanza. Los que los escuchan, conociendo aún menos, lo aceptan como verdad.

CUATRO OBSERVACIONES:

  1. Nuestra tendencia es creer lo que nosotros queremos creer, aunque tengamos que torcer la verdad para creerlo.
    —¿Cómo empezaron todas la sectas y porqué tienen tantos seguidores?
    Mateo 28:11-15, el informe de los guardias cuando Jesús resucitó: Los sacerdotes les instruyeron: Digan que los discípulos de Jesús vinieron por la noche y que, mientras ustedes dormían, se robaron el cuerpo
    —Este dicho se ha divulgado entre los judíos hasta el día de hoy.
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  2. La mayoría de las personas no se dan cuenta de sus propios falsos conceptos y distorsiones de la verdad.
    —Las personas metidas en sectas están tan seguras de que tienen la verdad y rehusan escuchar la razón.
    —Nos dice el Apóstol que el dios de este mundo ha cegado los ojos de los incrédulos para que no reconozcan la verdad.
    —Cuando uno quiere creer una mentira, es casi imposible razonar con tal individuo. Así es también con algunas doctrinas que se han extraído de la Biblia, se aceptan ciegamente sin examinarlas para ver si en realidad son enseñanzas claras de la Biblia.
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  3. El pecado es invisible hasta ser públicamente denunciado.
    —La gran mayoría de nosotros no podemos ver nuestros propios pecados. Vemos con toda facilidad el pecado en otros, pero nuestro propio pecado nos es invisible.
    —Una vez que un pecado es denunciado, ¡qué lucha pasamos! Ese pecado se levanta como un monstruo que no nos deja quieto.
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  4. El pecado es una realidad en nuestras vidas, pero lo consideramos a través de los lentes de las preconcepciones creadas por nuestras creencias y valores.
    —Nuestra tendencia es decidir lo que es bueno y lo que es pecado por lo que oímos o por lo que categorizamos como bueno o pecado en nuestras propias mentes.
    —Por ejemplo la Biblia señala que “ira”, “malicia”, “maledicencia”, “envidia”, “mentira” y “palabras deshonestas” son pecados. Nosotros no los clasificamos así, mas bien llamamos estas cosas fallas en nuestra personalidad, cosas que heredamos del carácter de nuestros padres, abuelos, tíos, etc. ¿Quién determina lo que es pecado: tu, yo o Dios?

FUENTES DE AUTORIDAD
Aunque la Biblia debe ser nuestra única fuente de información, comúnmente seguimos otras dos fuentes:

  1. La sociedad, la opinión pública, lo que dice la gente.
    —Una publicidad de Francia decía: “Un millón de franceses no pueden estar equivocados.” ¡A que sí pueden!
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  2. Lo que oímos en los púlpitos, la opinión personal de un predicador.
    —Los Pastores a veces dan opiniones erradas sobre lo que es y lo que NO es pecado, porque no siguen a la Biblia.

NOTA ACLARATORIA:
Hacemos esta extensa introducción precisamente porque tratamos ahora uno de los pasajes más difíciles de la Biblia, sobre el cual hay mucha divergencia de opinión. Si llegamos a esta parte con nuestros prejuicios y nuestras opiniones, difícilmente aceptaremos lo que claramente aquí nos enseña el Espíritu Santo a través del Apóstol Pablo.

LA LECTURA BÍBLICA
Romanos 7:18-25

18Yo sé que en mí, es decir, en mi naturaleza pecaminosa, nada bueno habita. Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo. 19 De hecho, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. 20 Y, si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado que habita en mí.

21 Así que descubro esta ley: que, cuando quiero hacer el bien, me acompaña el mal. 22 Porque en lo íntimo de mi ser me deleito en la ley de Dios; 23 pero me doy cuenta de que en los miembros de mi cuerpo hay otra ley, que es la ley del pecado. Esta ley lucha contra la ley de mi mente, y me tiene cautivo. 24 ¡Soy un pobre miserable! ¿Quién me librará de este cuerpo mortal? 25 ¡Gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor!

En conclusión, con la mente yo mismo me someto a la ley de Dios, pero mi naturaleza pecaminosa está sujeta a la ley del pecado.

INTERPRETACIONES COMUNES

  1. Este pasaje explica la lucha de una persona antes de aceptar a Cristo como su Salvador.
    Imposible:  la persona sin Cristo está en sus pecados, se deleita en el pecado, se entrega al pecado.
  2. Este pasaje explica un período de carnalidad en la vida del Apóstol.
    Improbable: No hay indicio bíblico ni secular para tal deducción.
  3. En este pasaje el Apóstol presenta un caso hipotético.
    Inconsistente: Pablo en todo el libro habla en primera persona, se usa así mismo como ejemplo.
  4. Este pasaje explica una simple realidad en todo creyente.
    Esta es la postura de la gran mayoría de expositores, postura que es consistente con la experiencia de creyentes.

EL MAL QUE RESIDE EN NOSOTROS

  1. Hay cuatro realidades en lo que dice San Pablo:
    1. El creyente debe hacer sólo lo que agrada a Dios, pero al intentarlo, el apóstol descubre la fuerza del pecado que reside en el creyente como “otra ley”, la del pecado, vs. 23.
    2. El subraya la manera en que descubrió esa “ley”: “Queriendo hacer el bien”. Descubre así su pecaminosidad: “Así que descubro esta ley: que, cuando quiero hacer el bien, me acompaña el mal“, vs. 21.
    3. Dice que la Ley de Dios le señala la “codicia” (un pecado). Suscita como resultado una guerra interna que le lleva al clamor: “¡Soy un pobre miserable! ¿Quién me librará de este cuerpo mortal?“, vs. 24.
    4. El recalca la naturaleza duradera de esa ley: el pecado no va y viene de vez en cuando; sino que, dice el Apóstol, “mora“, que “habita en mi“, vs .21.
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  2. Hay tres consideraciones en cuanto al pecado residente
    1. La ley del pecado es una ley ilegítima, aunque muy real (se entiende viendo a un ejemplo práctico):
      Durante los 1980’s en Perú:
      El Sendero Luminoso
      —Es un gobierno ilegítimo.
      —Ha dividido el país en dos.
      —Gobierna con autoridad efectiva donde está.
      —Procura derrocar al gobierno legítimo.
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      En Perú, el gobierno de Alan García
      —Es un gobierno elegido por el pueblo.
      —Tiene poder legítimo, legal y efectivo.
      —Debe gobernar todo el país.
      —Lucha contra los guerrilleros.
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      Estamos bajo dos dominios
      Dios debe ser dueño total de nuestra vida, pero desde que Adán y Eva se rebelaron contra Él y se pusieron bajo el control del USURPADOROR  de satanás, el ser humano vive esta vida bajo dos dominios:
      a. El de la carne, dominado por la “ley del pecado”.
      b. El de el “hombre interior” (vs.22) que ha sido regenerado y se deleita en “la ley de Dios”.
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    2. El pecado no sólo tiene autoridad moral, tiene un poder efectivo.
      Romanos 6:16 ¿Acaso no saben ustedes que, cuando se entregan a alguien para obedecerlo, son esclavos de aquel a quien obedecen? Claro que lo son, ya sea del pecado que lleva a la muerte, o de la obediencia que lleva a la justicia.
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      El creyente tiene ese potencial, visto con tanta frecuencia, que se hace esclavo de ciertos hábitos, tiene problemas con pecados particulares. A veces parece que no los puede vencer: El pecado reina Ro.6:16
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    3. El pecado, como cada ley, ofrece sus recompensas y dispensa sus castigos.
      Un versículo que explica este principio:
      Hebreos 11:24-25  Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. 25 Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado

      1. Recompensas de la “ley del pecado”:
        “Los placeres temporales”
        El pecado da placer, si no fuera así ninguno de nosotros pecaríamos. Tan fuerte es este placer y la apelación de estos placeres, que los hombres venden sus almas, su prestigio, sus ganancias por obtener:
        —el placer del sexo.
        —el placer del dinero.
        —el placer del poder.
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      2. Castigos de la “ley del pecado”:
        Él que rehusa seguir la carne y el pecado sufrirá “maltrato con el pueblo de Dios”
        —Los peligros que sufren los que siguen a Dios.
        —Las penas, pruebas, falta de dinero y soledad.
        —Las burlas, el desprecio, la persecución.

CONCLUSIÓN

Un joven llegó a su pastor con la pregunta:

—”¿Cuándo me librará de esta lucha contra el pecado de la carne”?

El pastor le contestó:

—”Ya que te conozco, recomiendo que esperes hasta cuatro días después de tu muerte”.

LA VIDA ES TODA UNA LUCHA
Esta vida, para todo hijo de Dios, será una lucha continua con la carne. Cosas como el orgullo, la pureza, la codicia, el mal temperamento, la ira, los celos, etc. —aparte de cosas peores como el robo, el adulterio, pecados del sexo— representarán una lucha hasta la muerte. Pues ciertamente la “Ley del pecado mora” en nosotros.

EL PROBLEMA CON LA “ENTERA SANTIFICACIÓN”
Para decir que uno no puede pecar tiene que reducir el pecado a un denominador insignificante, hasta que poco o casi nada es pecado. O, al contrario, vivir en un autoengaño.

¿Porqué necesitamos esta lección?

  1. Al no entender esta realidad, no nos conocemos.
    —Nos creemos mejor de lo que en realidad somos.
    —Encubrimos la realidad, creando hipocresía.
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  2. Al entenderla, acudimos a Cristo para auxilio.