¿Debo casarme con alguien que no amo?

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¿Debo casarme con alguien que no amo?

PREGUNTA:

Tuve un pasado con una chica de la iglesia hace cuatro años aproximadamente. Me dicen que debo casarme con ella pero el caso es que no la amo. Lo que sucedió fue cuando me alejé del camino de Dios pero ahora le sirvo incondicionalmente. Yo le he dejado las cosas a Dios, y quisiera saber si Dios me dará otra oportunidad en el amor, o si debo reparar mi error casándome.

RESPUESTA:

Gracias por su pregunta. Al decir que tiene la carga de un “pasado” el cual le obliga a una decisión matrimonial, asumimos que podría haber un hijo como resultado de esta relación. La cuestión es definir qué es lo correcto para hacer.

Frecuentemente pensamos que el matrimonio es la manera de corregir un error, una relación sexual imprudente y que ha generado un embarazo no deseado. Este punto de vista coloca a la unión sexual como la motivación básica en el matrimonio. Debe realizarse dentro del matrimonio, puesto que la finalidad del matrimonio es la unión sexual con aprobación.

Los elementos que hacen posible el matrimonio son muchos más que la unión sexual y sus consecuencias:

  1. Amor. No solamente deseo sexual y satisfacción.
  2. Compañerismo. El deseo de alguien con quien compartir metas, sueños, esfuerzos, propósitos. No sólo un compañero sexual.
  3. Responsabilidad. Asumir el cuidado y la preocupación por el otro, ya sea en pobreza o riqueza, salud o enfermedad. No sólo en el aspecto físico del goce sexual.
  4. Fidelidad. La convicción y decisión de tomar a alguien para toda la vida. No sólo una noche de pasión.

Estos elementos no están en su perspectiva ¿no sería mejor asumir responsablemente la parte que les corresponde a ambos en el error cometido? Ella asumir su embarazo y usted responsabilizarse de ese hijo que está por llegar y reconocerlo ante la ley. Hablen ambos con toda franqueza, pidan perdón a Dios por su pecado, y asuman las consecuencias reales. Un matrimonio sin amor, por obligación, haría del remedio, algo peor que la enfermedad. Busque su pastor y hable francamente con él.

Rogelio Aracena