PREGUNTA:
¿Cuál es su opinión sobre el matrimonio entre parientes? ¿Es lícito que dos primos hermanos se casen?
RESPUESTA:
La Clínica Alemana en Chile, a través de su Departamento de Genética nos dice: “El peligro que tienen los matrimonios consanguíneos de engendrar un hijo afectado, aumenta según el grado de familiaridad. De esta manera en la unión de parientes de primer grado, existe un 50 por ciento de probabilidades de que los hijos manifiesten anomalías, ya que comparten la mitad de los genes”.
La Dra. Silvia Castillo, genetista de la misma clínica dice: “La descendencia entre parientes de segundo grado, como primos, tíos o sobrinos que comparten un cuarto de información genética, tiene una exposición de 5 a 10 por ciento de sufrir alguna patología, mientras que los de tercer grado, como primos hermanos tienen un riesgo de 3 a 5 por ciento.”
Lo que sucede genéticamente es que todas las personas son portadoras de al menos cinco genes recesivos alterados, que no se expresan porque un gen dominante existe y cumple su función en forma adecuada. Cuando se unen dos personas consanguíneas, la probabilidad de información genética similar es mayor, lo que produce un aumento de las posibilidades de la manifestación de estos genes deletéreos. “Por azar, dos personas no relacionadas consanguíneamente podrían ser portadoras del mismo gen, de igual manera ambos genes anómalos pueden ser segregados en los gametos y dar origen a un niño afectado. En la pareja consanguínea este riesgo es mayor puesto que viene de una información genética similar “, concluye la Dra., Castillo.
En la Biblia encontramos en los relatos del Antiguo Testamento y especialmente en los primeros libros un alto índice de consanguinidad en los matrimonios ¿Por qué no sucedieron las consecuencias que nos refiere la genetista? Algunos críticos de la Biblia argumentan que no hay referencias a ellos puesto que los conocimientos para detectar estas anomalías no existían. Más bien, deseo creer que ante la necesidad de la multiplicación de la especie, Dios estableció un margen de seguridad inicial. Más tarde, en las leyes de Moisés, encontramos ciertas regulaciones al respecto.
Hoy en día, con los conocimientos existentes, el matrimonio entre parientes es un alto riesgo que un creyente no necesita tomar. Si los hijos son herencia de Dios, debemos procurar que esa herencia nos sea dada en las mejores condiciones.
Cordialmente,
Rogelio Aracena