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por Giovanny Andrés Muñoz Ortiz
Segundo Lugar del Concurso Literario LOGOI Agosto 2008
Estando en la universidad se propuso como ejercicio escribir una descripción de cada uno de los alumnos que hacíamos parte del semestre. Cuando recibí las impresiones que los demás habían hecho de mi me sentí muy halagado por lo que leí. Algunos escribieron que era muy inteligente, buen lector, formado en cultura general y muy piadoso. Pero ¡OH sorpresa! La última hoja que leí decía que vivía reprimiendo mi alegría a causa de la religión, realmente eso me impactó de tal manera, que hice una evaluación de mi vida. Como resultado me di cuenta que hasta ese momento me había ocupado de hacer lo correcto dejando de lado la sana diversión. No cabe duda que las personas que no tienen una relación personal con Cristo y su Palabra cuando hablan de alegría se refieren a las salidas a bares, discotecas, promiscuidad sexual, al uso de drogas y alcohol (1 P 4:3-4). No obstante, ese comentario me cuestionó y como nunca ese día comprendí que mi comportamiento serio y sombrío se debía a un estilo de vida legalista. ¡Claro está! lo que quería era agradar a Dios y mostrar que ser cristiano es ser diferente a todos los demás. Pero después de reflexionar y confrontar mi comportamiento con la Palabra de Dios (1 Ti 6:17) me di cuenta de que el cristiano es un ser alegre que disfruta las cosas que Dios le ha dado.
De igual forma ¿has mirado a tu alrededor y notado como cuantos cristianos parecen ser personas que viven aburridas y preocupadas la mayor parte del tiempo? Es verdad que tendremos momentos aburridos, pues el aburrimiento forma parte de nuestra vida; pero debemos aprender a no dejar que esos sentimientos tengan la capacidad de alterarnos y por el contrario aceptar el aburrimiento tanto como el sentirnos bien. Precisamente en muchas ocasiones los cristianos somos de las personas más tensas y ansiosas que existen; Pero… ¿Por qué serlo? ¿Acaso no toda situación o problema de la vida esta bajo el control de Dios? ¿No dice Dios en su Palabra que Él tiene los mejores planes para nuestra vida? (Jer 29:11)
De ahí que durante la elaboración de este escrito investigué sobre el significado y origen de la palabra Disfrutar. Según el diccionario, Disfrutar significa: “Percibir o beneficiarse de los productos o utilidades de algo; es gozar y experimentar placer de algo que es útil, ventajoso y agradable”. Adicionalmente consultando diccionarios bíblicos encontré que Disfrutar significa: “Usar del todo”, esto nos da una connotación de usar algo en demasía. También encontré un análisis etimológico y me gustó mucho esta explicación: “Disfrutar viene de la palabra “FRUTA” el prefijo “DIS” tienen una significación intensiva, de modo que disfrutar es gozar de algo al máximo, sin temor ni reservas”. En cambio… ¿qué vemos en los cristianos? Que muchos no disfrutan de las cosas buenas de la vida por temor a lo que la gente piense o diga y, por ende, adoptamos comportamientos que eliminan nuestra espontaneidad y originalidad; todo por guardar las apariencias (Gálatas 1:10). El estudioso de las religiones Xavier Pikaza hace alusión al disfrutar del ser religioso en su libro El Fenómeno Religioso: “La misma salvación se explica como alegría de vivir… La experiencia de Dios en la vida es placer integral… Descansar en la alegría de la vida, compartir la paz gozosa con los otros: tal es el culmen de la experiencia religiosa… Aprender a gozar en cuerpo y alma… es la primera y más grande de todas las tareas religiosas… Quien no sepa gozar será difícilmente un ser religioso”.
En la Palabra de Dios existen muchos ejemplos de cómo la gente de la época gozaba de la vida con Dios. Para citar uno de ellos, vemos que en 2 de Samuel 6:21; El Rey David se desinhibió y disfrutó del estar ante la presencia de Dios danzando, dando vueltas y brincando. El Rey David era consiente de que en la presencia de Dios hay plenitud de gozo y es precisamente el gozo el efecto o acción de disfrutar de la vida siendo cristiano. En contraste, a muchos cristianos se les dice: ¡No hagas esto! ¡No hagas aquello! ¡Habla así! ¡Vístete así! (Col 2:20-23). Enseñándoles reglas humanas y mandamientos de hombres (Mt 15:9; Mr 7:7) por la preocupación de que los cristianos tal vez estén disfrutando demasiado. Mientras que el verdadero carácter de Dios se deleita cuando sus hijos disfrutan su creación de la manera que Dios la diseñó. Dios creó las cosas en abundancia para que las disfrutemos (1 Ti 6:17). Nos ha dado amigos, mascotas, alimentos, la naturaleza, música, ropa y toda su gran creación para que la disfrutemos al máximo.
Por otra parte sucede a menudo que los cristianos no nos damos cuenta de que como nadie en el mundo podemos disfrutar de la vida. El hombre y la mujer de fe son quienes más pueden y deben disfrutar de la vida. Pero ésta no se disfruta, tal vez porque a los cristianos se les ha impedido disfrutar de los placeres de la vida creados por Dios, pues muchos líderes de congregaciones cristianas están preocupados de que los cristianos pequen al divertirse. Describen a Dios con un rostro que refleja un gesto severo y condenatorio. En consecuencia encontramos que pocos son los cristianos que participan activamente del arte, la cultura y los deportes. Rara vez se asiste a un museo, a conciertos de música clásica, o a un espectáculo de ballet; por tanto dichas actividades se encuentran dominadas exclusivamente por no creyentes, pues se consideraran como seculares e indignas del cristiano. Franky Schaeffer, en un libro llamado Adictos A La Mediocridad comenta: “Los cristianos hemos sacrificado el lugar de preeminencia que habíamos disfrutado durante siglos, y hemos aceptado la mediocridad”.
Cabe resaltar que la Biblia advierte en contra de la mundanalidad y de sus consecuencias devastadoras. No es bueno tener la idea de disfrutar la vida alejado de Dios (ver la historia del hijo pródigo en Lucas 15). En Santiago 4 leemos la advertencia de no seguir la corriente del mundo, sin embargo los cristianos debemos estar en el mundo (Jn 17:14-18). Cristo oró para que seamos protegidos del sistema del mundo, no para que practicáramos el ascetismo (Jn 17:15-19). Por el contrario Dios quiere que testifiquemos (1 Co 5:9-10), manteniéndonos alejados de la influencia del mundo (Stg 1:27) y que lo hagamos con gozo. Y es precisamente el gozo una de las características principales del cristiano; El gozo del Señor (Neh 8:10) es una señal evidente del “Fruto del Espíritu” en nuestra vida (Gál 5:22). Esta palabra significa: “Sentimiento de placer originado por una viva satisfacción o por la esperanza de obtener cosas apetecibles”. Por cierto, encontré un ejemplo acerca del placer creado por Dios del autor Neil Anderson, citado en el libro Rompe Las Ataduras Del Legalismo: “Dios podría haber hecho que el proceso de reproducción sea tan monótono como dividir dos amebas en dos. Pero Dios hizo que el sexo fuera divertido. Es placentero, no es doloroso; y nos permite experimentar intimidad, cercanía y afecto, que son algunas de nuestras necesidades humanas más profundas. Dios pudo haber hecho de la alimentación un acto semejante a quitarnos los zapatos y meter los dedos en la tierra para absorber los nutrientes, al igual que los árboles; Pero Dios hizo que comer fuera placentero. ¡Nos dio papilas gustativas y no raíces, y luego creó un mundo lleno de carne asada al carbón, pan recién horneado, chocolate, helado y miles de otras delicias”!
Philip Yancey comenta también sobre la distorsión legalista de los placeres de la vida creados por Dios para que los disfrutemos dentro de sus reglamentos: “Pude llegar a ver el sexo, el dinero, el poder y los placeres sensoriales como regalos de Dios. En lugar de señalar con el dedo cómo se abusa de los dones de Dios, quizás podríamos demostrarle al mundo de donde provinieron esos regalos y por qué son buenos. En ese orden de ideas, podemos decir que la mayor victoria de Satanás es describir al cristianismo como un enemigo del disfrutar la vida los placeres que Dios ha creado (Jn 10:10).
En síntesis, los cristianos no estamos llamados a una felicidad cualquiera; mientras que muchos creen que disfrutar es asistir a parques de diversión y experimentar sensaciones extremas, o que hay que tener mucho dinero para disfrutar la vida e ir a grandes espectáculos (sin dejar de decir que estas actividades pueden ser muy divertidas); en realidad la verdadera diversión es ser espontáneo y disfrutar la vida como se presenta. Pues cuando planeamos demasiado alguna cosa, tendemos a agotar toda la diversión que esta actividad nos ofrece; antes bien, vemos que las actividades que surgen espontáneamente son las que mayor diversión nos ofrecen. De igual manera el secreto para disfrutar la vida es eliminar todo obstáculo que impide que esto se haga.
Por tanto, los cristianos más que cualquier otra persona deberíamos disfrutar la vida al máximo y hasta reírnos de nosotros mismos. Deberíamos preocuparnos por tener una lista de actividades sanas de entretenimiento, tomadas mediante decisiones sabias y con criterio santo (Sal 101: 2-3). Inclusive, me he dado cuenta de que las actividades que más disfruto de la vida son las cosas sencillas que hago, como pasear por un bosque en compañía de mi mascota, leer un buen libro, pasar tiempo hablando, riendo en compañía de mi novia y mis amigos, hacer ejercicio, salir a comer y servir en mi iglesia. ¡Recuerda! Dios envió a su hijo para liberarnos de toda opresión y otorgarnos aceite de alegría en vez de luto (Is 61: 1-3; Sal 16:11). Contrario a lo que muchos piensan, el Evangelio provee muchas fuentes suplementarias y ajenas al mundo por las cuales podemos acrecentar nuestra alegría, tales como:
—Disfrutar la revelación de Dios en su Palabra: Jeremías 15:16; Lucas 10:21
—Disfrutar de la certeza de salvación: Lucas 10:20
—Disfrutar de la alegría de ver que los pecadores se convierten en cristianos: Lucas 15:4-10; 1 Tesalonicenses 2: 19-20
—Disfrutar de la liberación y la sanidad divinas: Hechos 8:7-8
Como podemos darnos cuenta el disfrutar es algo inherente al Evangelio que se constituye en un anticipo de la fiesta de Bodas preparada para la Iglesia en los últimos tiempos (Mt 22:1-14; Ap 19:7). Para terminar deseo compartir algunas recomendaciones, por si en algún momento han tratado de hacerle sentir culpable por divertirte sanamente o si ha creído que la diversión es mala porque le han dicho que siendo cristiano hay que vivir sobriamente y de forma aburrida:
1. Aprende a disfrutar la vida en un mundo que tiene un concepto equivocado sobre cuál es la verdadera diversión.
2. Disfruta lo que Dios te ha dado (Ec 9:7).
3. Disfruta los años que Dios te concederá aquí en la tierra.
4. Diviértete en un ambiente sano y limpio con tus amigos y seres queridos.
5. Come bien.
6. Duerme lo necesario.
7. Practica el deporte de tu predilección.
8. Si estas casado disfruta apasionadamente de la intimidad con tu esposa (Eclesiastés 9: 9).
9. Disfruta tu trabajo (Ecl 9:10).
10. Se afectuoso, amigable, de buen humor.
11. Disfruta los momentos de oración e intimidad con Dios (Fil 1:4).
12. Sirve al Señor con alegría (Sal 100:1-2).
Pero ante todo ten en cuenta de que todo lo que hagas sea para glorificar a Dios. No te sientas culpable por disfrutar las cosas buenas de la vida que Dios nos ha dado. Por ello El Apóstol Pablo se dirigió con estas palabras: “Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense!… Estén siempre alegres” (Fil 4:4; 1 Tes 5:16).
Bibliografía
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Yancey, Philip. Sobreviviente del alma. Nueva York. Doubleday, 2001
Cibergrafía
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www.casaroca.org. Orozco D., Antonio. “Dis-Frutar” de la vida plena”.