Cómo ser una mujer de Dios

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Cómo ser una mujer de Dios

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por Eugenia Aracena

Le doy muchas gracias a Dios por ser mujer, esposa, madre y abuela. Creo fervientemente que Dios tiene un propósito especial con nosotras las mujeres, que nos ama como su especial tesoro.

Es curioso que a pesar de que nacen más hombres que mujeres estadísticamente, sobreviven más las mujeres que los hombres. Fíjese bien: hay más viudas que viudos.

Cuando el esposo se muere el hogar no se deshace; la mujer trabaja, busca ayuda y sale adelante con sus hijos. Es verdad que le toca enfrentar varias dificultades, porque por el hecho de ser mujer no siempre es tomada en cuenta y generalmente se tiende a abusar, incluso en los trabajos.

Si pensamos en los viudos, ellos buscan casarse rápidamente para no estar solos pero más que todo para conseguir ayuda en el hogar; especialmente si hay hijos pequeños. Cuando asisto a diferentes tipos de reuniones siempre cuento los varones y hago la cuenta más rápido, con las mujeres me demoro más. Esto es cierto en las reuniones de la iglesia, en los colegios cuando se recogen los informes de los niños, etc.

En la Biblia Dios también les da un lugar especial a las mujeres y es así que tenemos dos libros que destacan la labor de mujeres: el libro de Rut y el libro de Ester. Jesús mismo les asigna un lugar de privilegio al permitir que siempre hubiese cerca de él un puñado de mujeres que le atendían tanto a él como a los discípulos, permitiéndoles de alguna manera desarrollar así un ministerio: Marta, María Magdalena, la Mujer Samaritana, la Mujer del flujo de sangre. Incluso el nacimiento de Jesús fue a través de una mujer. Dios pudo decidir traer a Jesús de una manera diferente, pero eligió a María y ella fue escogida de entre muchas que esperaban ese honor por lo que dijo Dios a Satanás en Génesis 3:15, “Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú la herirás en el talón”.

Jesús decidió aparecérseles a las mujeres, luego de resucitado, cuando los evangelios nos hablan de la tumba vacía; surge la pregunta: ¿Por qué no se le apareció a los discípulos primero?

Con mucha razón la Biblia nos dice en Proverbios 31:10-31: “mujer virtuosa quien la hallará”. No es fácil en el día de hoy encontrar mujeres felices. Sin embargo Dios nos ha regalado salvación y vida eterna, además de talentos durante nuestra vida terrenal. ¿Qué significa ser una mujer virtuosa? Es aquella mujer que ha desarrollado la virtud que Dios le ha dado. Muchas mujeres tejen y lo hacen muy bien; otras cosen; otras tocan instrumentos musicales. Han desarrollado su virtud, un regalo de Dios que han perfeccionado al máximo.

Entonces te pregunto a ti, mujer: ¿Has descubierto ya tu talento? ¿Qué es lo que mejor sabes hacer? Practícalo y hazlo excelente.

La Biblia nos sigue diciendo: su estima sobrepasa a las piedras preciosas, se quiere a si misma, se valora en forma adecuada por lo tanto puede amar a los demás y valorarlos en forma equilibrada de acuerdo a Romanos 12:3: “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno”.

Esta mujer tiene una de las características divinas: es fiel, es una mujer trabajadora, no es perezosa, no carecerá de ganancias. No le falta, sale adelante. Ella es bendición. No gotera. (Proverbios 27:15). Fuerza es su vestidura. Un estudio cuidadoso de esta mujer virtuosa, nos muestra a estas mujeres valientes y esforzadas, muchas mujeres sirvieron al propósito de Dios en su tiempo, resistieron pruebas y ejercieron la fe, que supera a los imposibles. Las grandes mujeres de la Biblia fueron valientes y en algunos casos hasta arriesgaron sus propias vidas. Un ejemplo es el caso de Débora, quien dirigió la nación de Israel por cuarenta años. Recordemos el caso de Jael, cuya valentía le llevó a matar a Sisara y terminar la batalla con los Cananeos. Recuerde a Ester, quien también arriesgó su vida porque creyó que Dios podría cambiar el corazón del rey y así salvar miles de vidas. La mujer de Proverbios 31 no es tímida, no es inútil. Tiene fortaleza y carácter para salir adelante, ella y toda su familia, siempre esta lista para enfrentar cualquier problema (v 18); su lámpara no se apaga. Esta mujer es perseverante en la oración. Las mujeres espirituales siempre vigilan, siempre están mirando hacia el horizonte, sobre la familia, sobre la iglesia, y están listas para cambiar de paso cuando ven que se acerca algún peligro (V 22). No permite que otros dañen su reputación, o que otros la limiten en cuanto a lo que puede o no puede hacer. Ella se viste con fuerza y con honor. Conoce exactamente lo que ella es en Cristo. Aunque humanamente reconoce sus debilidades y limitaciones conoce que el Espíritu Santo la capacitará y se para en la promesa de Filipenses 4:13todo lo puedo en Cristo que me fortalece“.

Esas mujeres que han vivido en la oscuridad y engaño deben salir a la luz de Dios y trabajar para él. Mujer, tú puedes ser sacerdote de tu hogar, toma este trabajo, ora por tu familia, por tus hijos, por tu iglesia, enseña a tu familia de los valores espirituales, levanta la brecha de oración y seguro que se llegará el día cuando tus hijos crezcan, te llamarán: bienaventurada, bendita; y te expresarán que ellos sí han encontrado a la mujer virtuosa, de la cual habla la Biblia. Llévales de la mano para que caminen hacia Cristo; esto los librará de muchas dificultades y aun cuando lleguen las dificultades sabrán cómo resolver las situaciones y ten la seguridad que estando tu o no, ellos tomaran la mejor decisión.  La mujer de Proverbios hace, vende todo el tiempo, está confiada y habla con sabiduría. Muchas hacen el bien pero esta sobrepasa a todas. ¿Por qué? Porque descubrió el secreto de Proverbios 1:7 y se apoya en el consejo de Santiago 1:5: El principio de la sabiduría es el temor de Jehová y el apartarse del mal la inteligencia. “Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios quien dará abundantemente y como conviene”.

Que Dios nos bendiga a todas y nos haga virtuosas en el quehacer de nuestra Iglesia y de nuestra familia.

Eugenia de Aracena Licenciada en Teología Educadora Preescolar Iglesia Comunidad del Espíritu Santo Cali – Colombia