Un evento extraordinario

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Un evento extraordinario

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 por Javier W. Villegas A., La Paz, Bolivia

Segundo Premio Concurso Literario de Ministerios LOGOI
La Importancia de la Navidad Diciembre 2007

La recuperación de un evento extraordinario, que marcó el tiempo y el espacio, un instante, donde lo infinito ha sido contenido por lo finito

“En esa misma región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, turnándose para cuidar sus rebaños. Sucedió que un ángel del Señor se les apareció. La gloria del Señor los envolvió en su luz, y se llenaron de temor. Pero el ángel les dijo: «No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy les ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto les servirá de señal: Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.» De repente apareció una multitud de ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían: «Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad.»”. NVI Lucas 2:8-14.

En un planeta prácticamente caótico donde las personas tratan de alcanzar el éxito sin importar el cómo, el cuándo y el dónde, ver la vida desde un punto de vista humano puede llegar a ser fatal y en realidad alcanzar el fracaso mucho antes de lograr el éxito deseado para nuestras vidas (1 Jn 2:16). La verdadera importancia de la Navidad es totalmente diferente a un concepto humano, es mucho más de lo que podríamos imaginar, pensar o hacer por nosotros mismos… (Ro 3:10-12).

En las fechas cercanas a la Navidad, es increíble el despliegue del mercadeo. La gente es influenciada por esto, mientras que a muchos apenas les alcanza para comer, los otros se desesperan y se estresan por lograr tener el suficiente dinero, para comprar todo lo deseado. El movimiento de la gente es tal, que han olvidado cual debería ser su rumbo (1 Timoteo 6:9-10). Es posible que el mercantilismo, los negocios, la vida ajetreada, los regalitos, las demostraciones afectivas a través del materialismo, hayan acelerado a la humanidad a que se aparte y se olvide de cual es la verdadera importancia de la Navidad para nuestras vidas.

La Navidad es mucho más que pasar un día junto a la familia, o comer algo delicioso, o tener un árbol de Navidad digno de enorgullecerse, o tener los mejores regalitos que podamos dar y que nos puedan dar.

Pero esto no es todo, el mundo está influenciando a las congregaciones evangélicas. Este consumismo masivo ha entrado abruptamente, nuestros hermanos han comenzado a confundirse; por esto, en los últimos años muchos evangélicos le han declarado la guerra frontal a la Navidad. En vez de recordar un día glorioso, lo disminuyen, opacan y satanizan. Posiblemente por la falta de conocimiento, echan prédicas que empequeñecen este gran día. Esto ha dado lugar a que la Navidad sea expulsada de las congregaciones evangélicas, sea visto como un día sin o de muy poca importancia en el mejor de los casos, dando lugar a que se cambie el día de recordar uno de los eventos más extraordinario que es Dios nos a podido dar por el “gran día” de dar regalitos. Y tal como ocurre alrededor del mundo, se ha comenzado a perder entre los evangélicos la verdadera importancia de la Navidad.

¿Pero, en realidad, qué nos debería recordar la Navidad? ¿Cuál es la importancia de la Navidad? ¿Cuál es la importancia de la Navidad para nuestras vidas? Estas son preguntas que muchos cristianos no pueden responder, por la confusión lograda en medio de nosotros.

Hace aproximadamente dos mil años ocurrió uno de los eventos más extraordinarios para la humanidad. La venida del Hijo de Dios a la tierra como ser humano, marca trascendentalmente el tiempo y el espacio con la encarnación, ahí fue, donde se unieron sus dos naturalezas, la divina (100% Dios) y la humana (100% Hombre). La encarnación de Cristo es el punto culminante de las revelaciones y manifestaciones procedentes de Dios en el mundo sensible (Jn 1:14). La fiesta de la Navidad debería concatenarnos directamente con este extraordinario evento Divino. La encarnación es el medio supremo de revelación divina, por su misma esencia de amor, Dios no quiso permanecer aislado, quiso manifestarse y finalmente encarnarse (Gálatas 4:4).

“Finitum non capax infinitum, palabras en latín popular de los teólogo del siglo XVI, que encierra dos ideas: La primera, que lo finito no puede aprehender a lo infinito y en este sentido, apunta la atención a la incomprensibilidad de Dios, señalando los límites de la mente humana para captar plenamente la grandeza de Dios. Nuestra comprensión de Dios es débil, en el mejor de los casos. La segunda idea: que lo finito no puede contener a lo infinito. Así sucedió en la encarnación. Aunque la plenitud de la Deidad habitó corporalmente en Cristo, no puedo ser restringida a Su naturaleza humana ni mantenida en sujeción por ella”. —R. C. Sproul

Cuando nació mi primera hija, mi esposa me la puso en mis brazos, y en menos de un instante me quede prácticamente petrificado y casi sin poder respirar. Veía tanta fragilidad en ella: ¡posiblemente se podía escurrir entre mis dedos! Pensar en el hecho que El Todopoderoso, aquel Ser Infinito, El Creador del Cielo y la Tierra, el dador de Vida, haya decidido asumir la naturaleza humana (Fil 2:6,7), es algo que la mente finita del ser humano no podrá entender en plenitud la maravilla de la encarnación. Es un hecho que El Hijo de Dios se hizo carne, esto por si solo, está más allá del alcance de la comprensión humana y nunca nos dejará de asombrar (El relato histórico del nacimiento de Jesús, se encuentra en los evangelios de Mateo y Lucas, en los dos primeros capítulos).

Año tras año en las el Verbo a la Navidad, nos llega bastante información sobre los momentos antes de Su nacimiento, la pobreza de su familia terrenal, la ropa escasa que tenía, un pesebre, la dificultosa llegada de María y José a Belén; en esta realidad tan humilde, la segunda Persona de la eterna Divinidad entró en la esfera humana y con esto se nos hace tomar conciencia de su voluntad para despojarse de la gloria que disfrutaba con el Padre desde toda eternidad (Fil 2:5-8). Su entrada humilde al mundo y su humanidad sirvió como velo que ocultaba el esplendor de Su deidad.

Algunos motivos por el cual el Siervo sufriente vino a nuestra esfera:

  • Cristo es el Verbo, la Palabra viva del Padre (Jn 1:1-14). Él vino a revelar al padre (Juan 1:18, 14:9), para que la humanidad pudiera ver el amor de Dios (1 Jn 4:10), quien le ha visto a Él ha visto al Padre (Juan 14.9). No nos ha mostrado su poder, ni la sabiduría, ni la gloria, sino su infinito amor. Donde la suprema revelación del amor de Dios, fue puesto al descubierto en la Cruz (Ro 5:8).
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  • Él vino a demostrar al hombre que, como creación de Dios, debe hacer la voluntad de su Creador, aquel hombre perfecto siempre hizo la voluntad de su Padre, en Él encontramos ejemplo de vida para todos aquellos que están redimidos, donde todos nosotros tenemos el llamado de ser como Cristo (Ef 4:13; Fil 2:5; 1 P 2:21).
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  • Él vino para ser nuestro sumo Sacerdote (He 5:1-5), Por su encarnación el Salvador experimentó y comprendió nuestra humanidad, y así estuvo apto para ser nuestro Abogado y Sumo Sacerdote a la diestra de Dios (Hebreos 4:14-16). Él tenía que ofrecer un sacrifico perfectamente aceptable (de sangre más pura que la de cualquier hombre o cualquier animal). Él entrega su preciosa sangre en la Cruz, esta preciosa sangre se convierte en la base sobre la cuál Dios perdona los pecados humanos (1 Jn 1:7, He 7:25), solamente por la encarnación el Señor experimentó la muerte física como el castigo que merecíamos por nuestros pecados, en Él tenemos esperanza (Romanos 8:24). Él se hace cargo de presentar a los hombres ante Dios (Jn 14:6). Él es único mediador entre Dios y los hombres (1 Ti 2:5). Para cumplir esta finalidad, la encarnación llegó a ser una divina necesidad.
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  • La encarnación es fundamental para el cumplimiento del Pacto de Dios con los hombres. Jesucristo encarnado asumió el papel del segundo Adán, representante de la especie humana (Ro 5:15-19; 1 Co 15:21-22, 47). Solo en calidad de Dios-Hombre (Cristo), pudo mediar entre Dios y los hombres (1 Ti 2:5), y únicamente mediante su encarnación podía morir por los pecados del mundo.
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  • La fiesta de la Navidad es eso, la conmemoración de que Jesús el Hijo de Dios se hizo hombre, se encarnó y de esta manera, comenzar su camino a la Cruz de nuestra salvación. La encarnación es el hecho mejor establecido en la historia, el Hijo de Dios se hizo hombre, vivió, murió la muerte de cruz y resucitó. Sin encarnación no hubiera habido perdón de pecados, es posible que muchos no quieran entender esta realidad, pero la Navidad es el recordatorio de que Dios ha cumplido su promesa para con los hombres. Dios es el diseñador del plan de salvación, a ningún ser humano sobre la faz de la tierra se le hubiera ocurrido inmensurable plan perfecto.
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  • Lo que le queda al hombre es ser agradecido, es amar y adorar a Dios por su infinita gracia para con nosotros. Con todo esto, nos queda recuperar el momento glorioso de la encarnación, recuperar uno de los eventos más extraordinarios sobre el planeta, celebrando la fiesta de la Navidad con verdadero culto de alabanza por su maravillosa obra.