Somos una construcción tripartita – Parte I

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Somos una construcción tripartita – Parte I

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 por J. Oliver Buswell, Jr.
(Tomado de su libro Teología Sistemática)

EL CASO DE LA DICOTOMÍA O TRICOTOMÍA

Una discusión sobre el ser no material humano.
¿Seremos cuerpo, alma y espíritu, o será que los términos “alma” y “espíritu”
son sinónimos e intercambiables?

Con toda la variedad de términos y distinciones en los varios nombres usados para los diferentes aspectos funcionales del ser no material del hombre, han surgido de tiempo en tiempo en la iglesia grupos que han considerado el alma y el espíritu como entidades sustantivas distinguible y separable. La herejía apolinarista del siglo IV d.C. se basa en esta teoría. El hombre era considerado tricótomo, es decir, hecho de tres partes distinguibles y separables —cuerpo, alma, y espíritu. Este punto de vista erróneo de la naturaleza humana se usó como base para una explicación errónea de la encarnación que dejó la naturaleza humana de Cristo radicalmente incompleta.

A diferencia de la tricotomía, el punto de vista común de los teólogos ortodoxos a través de la historia eclesiástica ha sido que el hombre es dicótomo. Es obvio que su cuerpo se separa de su ser no material al morir. El hombre no material, una complejidad a la cual se hace mención por una variedad de nombres funcionales, es sin embargo una sola entidad sustantiva no material, indivisible.

1. Hebreos 4:12

Tal vez el argumento más importante de los tricotomitas se basa en Hebreos 4.12: «Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y que penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón».

El argumento es que si se puede «partir el alma y el espíritu» tienen que ser separables y, por lo tanto, distinguibles.

En respuesta debemos notar que este texto no indica una división o separación del alma del espíritu. Eso habría demandado alguna preposición tal como metaksu y una fraseología que sugiera «dividido entre alma y espíritu». En realidad, los objetos del infinitivo «partir» son una serie de genitivos, cada uno en sí mismo nombrando algo que se divide. La versión Reina-Valera (1960) dice correctamente «hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos». Se dice que la Palabra parte el alma y parte el espíritu por su poder penetrante, tal como las coyunturas y los tuétanos se parten con la espada que mata al animal para el sacrificio.

Que no se indica una división entre, sino una división de, es evidente de la última parte del versículo: «Discierne los pensamientos y las intenciones del corazón». Obviamente, los pensamientos e intenciones no se pueden considerar como entidades sustantivas separables. En realidad, las intenciones son un tipo de pensamiento. La Palabra es discernidora de los pensamientos y de las intenciones.

El significado de Hebreos 4:12 se ve más claramente en el versículo 13: «No hay cosa creada que no sea manifestada en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta».

Vemos, entonces, que Hebreos 4:12 no da ayuda alguna al punto de vista tricótomo de que el alma y el espíritu son entidades sustantivas distinguibles o separables. No son más separables que los pensamientos y las intenciones.

1 Tesalonicenses 5:23

Después de Hebreos 4:12, los tricotomitas basan su argumento en 1 Tesalonicenses 5:23: «Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma, y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo».

Los tricotomitas a veces repiten con gran énfasis las palabras de este texto, «espíritu, y alma, y cuerpo», dando énfasis a la palabra «y», tal como si fuera prueba irrefutable de que el espíritu y el alma son entidades sustantivas, separables, y distinguibles. Pero el mismo argumento nos llevaría a una división cuádruple si uno quisiera citar Lucas 10:27, «Con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente», con el mismo énfasis.

Es sorprendente que en la historia eclesiástica nunca se ha desarrollado una división cuádruple basada en este dicho de Jesús (Lc 10:27; Mt 22:37; Mr 12:30). La teología cristiana no se ha tenido que preocupar nunca por algún partido que sostenga que el «corazón», «mente», y «entrañable amor» (splangchna) no son sinónimos; y los argumentos ordinariamente presentados para la tricotomía serían tan acertados para una distinción sustantiva entre lo que estos tres términos designan como para una distinción sustantiva entre «alma y espíritu».

La mención del alma y del espíritu en 1 Tesalonicenses 5:23 no solamente no abunda más en favor de la tricotomía que la enumeración de corazón y mente y alma y fuerza en Lucas 10:27 hacia una división cuádruple sino que el contexto en Tesalonicenses apunta en la dirección opuesta. Las palabras «por completo» y «todo» muestran que Pablo no estaba pensando en las partes del hombre sino más bien en los aspectos del hombre como un todo. J.I. Marais, en su artículo sobre la psicología en International Standard Bible Encyclopedia, cita a Abraham Kuyper, quien dijo: «El apóstol no emplea la palabra jolomereis, «en todas vuestra partes», para luego resumir estas partes en cuerpo, alma y espíritu, sino joloteleis, una palabra que no se refiere a las partes…»

Marais luego hace este comentario: «[En la Escritura] el hombre se representa como una unidad y los varios términos empleados para indicar la unidad en su diversidad de actividades o pasividades no implican necesariamente existencia de diferentes esencias, o de órganos separados, por las cuales estas se realizan». Esta es exactamente la posición que yo recomendaría al estudiante asumir, con la excepción de que donde Marais habla de «esencias» y «órganos» yo he usado las palabras «entidades sustantivas».

La nota sobre 1 Tesalonicenses 5:23 en la edición Scofield de la Biblia dice en parte: «Alma y espíritu se distinguen decididamente en la sepultura y resurrección del cuerpo. Se siembra un cuerpo animal (soma psychikon —cuerpo del alma), resucitará cuerpo espiritual (soma pneumatikon —cuerpo espiritual), 1 Corintios 15:44. Por eso, decir que no hay diferencia entre el alma y el espíritu es lo mismo que aseverar que no hay diferencia entre el cuerpo mortal y el cuerpo resucitado».

1 Corintios 15:44

A esto replicaríamos que en primer lugar, el dicotomista no dice que «no hay diferencia» entre alma y espíritu. Estas palabras no son sinónimas sino nombres funcionales que difieren uno del otro como «corazón» y «mente» difieren uno del otro. En segundo lugar, el autor de esta nota debiera haber recordado que es una doctrina importante de la fe cristiana que la identidad numérica del cuerpo no se pierde en el cambio de la naturaleza del cuerpo, ya que el mismo cuerpo pasa por las experiencias de muerte, corrupción, y resurrección. Es parte fundamental de nuestro sistema de doctrina cristiana que el cuerpo de Cristo con que nació, en que vivió su vida en la carne, en que fue crucificado, es la misma identidad numérica que su cuerpo resucitado y glorioso, como el que seremos nosotros en nuestra resurrección (Fil 3:21).

Las palabras soma psychikon, «cuerpo del alma», designan bien claramente al cuerpo humano como que tiene estos atributos que son apropiados para la vida de la persona en la carne en este mundo durante la época presente. De la misma manera, las palabras soma pneumatikon, «cuerpo espiritual», se refieren al mismo cuerpo, cambiado tal cual será en la resurrección, y apropiado para la vida de la persona, asociada con Cristo resucitado en su reino futuro.

Delitzsch sobre la tricotomía

He hecho referencia anteriormente a la gran obra Biblical Psychology [Sicología bíblica] del profesor Franz Delitzsch. No hay duda de que fue un erudito de extraordinaria habilidad e influencia y que su obra contiene una tremenda cantidad de información detallada. Puesto que los tricotomitas lo citan con frecuencia como una autoridad en su punto de vista, será bueno examinar algunas de sus declaraciones para ver cuál en verdad era ese punto de vista. En una sección titulada «La falsa y la verdadera tricotomía» empieza con la declaración: «Es inútil decir que la dicotomía o la tricotomía es exclusivamente la representación bíblica de la constitución de la naturaleza humana. La Escritura habla en algunos lugares de una manera definitivamente dicotomista, como por ejemplo Mateo 6:25; Santiago 2:26; 1 Corintios 6:20; (según la lectura del textus receptus), en otros, de una manera absoluta e innegablemente tricotomita, como 1 Tesalonicenses 5:23; Hebreos 4:12. Porque hay una falsa tricotomía y en oposición a ella una dicotomía bíblica, y hay una falsa dicotomía y en oposición a ella una tricotomía bíblica». (p. 103)

En una nota anterior indiqué que Delitzsch no hace distinción de categorías entre entidades sustantivas y atributos funcionales. Si se reconoce esta distinción, entonces la cuestión llega a definir claramente. No conozco a nadie que niegue que el ser no material del hombre tiene muchos atributos funcionales y estos se pueden llamar por numerosos nombres. La única tricotomía que es censurable es aquella que mantiene que hay dos entidades sustantivas en el ser no material del hombre, y esta tricotomía tiene que ser verdadera o falsa. Cuando Delitzsch habla, como lo hace en la cita de arriba, no sostiene una tricotomía sustantiva, ni cualquier clase de tricotomía a la cual se haga objeción aquí. En realidad, aunque Delitzsch no lo reconoce explícitamente, hay en el fondo de mucho de lo que él dice un reconocimiento inconsciente de la verdad del punto de vista dicotomista y la falsedad de la tricotomía que hemos rechazado. Dice él, por ejemplo: «Según su representación [de la Escritura], el hombre es la síntesis de dos elementos absolutamente distintos…. El cuerpo no es el precipitado del espíritu ni el espíritu el sublimado de la materia». (p.105 ss.).

Que la distinción de Delitzsch entre alma y espíritu es una distinción de función y no de entidades sustantivas es evidente de esta declaración: «El alma es el aspecto externo del espíritu, y el espíritu el aspecto interno del alma; y la parte más interna de la naturaleza del hombre es su ego, que es distinto del espíritu, alma, y cuerpo». (p. 179) Debe ser evidente al lector que en esta cita la palabra «distinto» significa distinto funcionalmente y no distinto sustantivamente, una distinción de «aspecto», no de sustancia. Nada hay en la obra de Delitzsch que muestre que la diferencia entre «alma» y «espíritu» sea otra que una diferencia de nombres funcionales para la misma entidad sustantiva, el mismo tipo de diferencia que prevalece entre corazón y mente.

El hombre no es una trinidad

Una idea bien establecida en la mente de la mayoría de los tricotomitas es que el hombre como cuerpo, alma, y espíritu es un reflejo de la Trinidad, Padre, Hijo, y Espíritu Santo, y que esta naturaleza tricótoma del hombre es lo que constituye la imagen de Dios o por lo menos es un aspecto de esa imagen.

  1. Se ha mostrado más arriba, que «ciencia, justicia, y santidad, con dominio sobre las criaturas» o, en otras palabras, la naturaleza no material del hombre, en sus funciones intelectuales, morales, y espirituales, y su reinado potencial sobre lo demás de la creación son, según la Biblia, lo que constituye la imagen de Dios en el hombre. Se ha mostrado que el cuerpo del hombre no es en ningún sentido una parte o un aspecto de la imagen de Dios.
  2. Cuando se dice que Cristo, la segunda persona de la Trinidad, es la imagen del Padre debe ser argumento suficiente para mostrar que no hay base para la tricotomía en la doctrina de la imagen de Dios en el hombre. En 2 Corintios 4:4 Pablo hace referencia a «la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios». En Colosenses 1:15 se refiere a Cristo como «la imagen del Dios invisible». Si pues la segunda Persona de la Trinidad es en sí misma la imagen de Dios, «el resplandor de su gloria y la imagen misma de su sustancia» (He 1:3), sígase que la expresión «imagen de Dios» no tiene referencia a su naturaleza trina, sino que se refiere a su naturaleza personal espiritual. Por eso, la imagen de Dios en el hombre no es una trinidad, sino que es la semejanza de la naturaleza personal y espiritual de Dios.
  3. Cualquier tentativa por fabricar una analogía entre las personas de la Trinidad y la supuesta naturaleza tricótoma del hombre resultaría en una seria herejía. Según los tricotomistas el espíritu es muy superior al alma, y el alma y el espíritu son muy superiores al cuerpo. ¿Cómo entonces podría haber una analogía al Ser Trino de Dios, cuyas tres personas son «las mismas en sustancia, iguales en poder y en gloria»?[1]Catecismo Menor de Westminster, Pregunta 6. ¿A qué persona de la Trinidad correspondería el cuerpo, si el Dios Trino en la esencia de Su Ser pre-encarnado es incorpóreo? Cualquier tentativa de encontrar la imagen de Dios, desde el punto de vista tricótomo del hombre tiene pues que llevarnos a absurdas, contradicciones y serias herejías.xx

**Si le interesó este artículo, le interesará leer la Segunda Parte: Somos una construcción tripartita – Parte II.

**Si quiere saber más sobre este tema ver: Parte 2: Hombre, Capítulo 1: El hombre a la imagen de Dios del libro Teología Sistemática

References

References
1 Catecismo Menor de Westminster, Pregunta 6.