¿Qué es el pactum salutis?

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¿Qué es el pactum salutis?

PREGUNTA:

¿Me podrían dar referencia a qué es el pactum salutis?

RESPUESTA:

Usted me hace una pregunta teológica y le doy la respuesta teológica: Durante los siglos 16 y 17, los Refomadores en su doctrina dogmática desarrollaron el concepto del pactum salutis, conocido también como el pacto eterno de redención. Este pacto intra-trinitario y pre-temporal proveyó la base soteriológica para el pacto de gracia temporal (foedus gratiae), y el contexto para la Cristología (es decir, la persona y la obra de Cristo como mediador).

Ahora, para decirlo en forma entendible, a base del estudio de la Palabra de Dios sabemos que la obra de salvación es la obra de nuestro Trino Dios, en la cual las tres personas divinas cooperaron juntamente para llevar a cabo esa obra tan especial. Es el Trino Dios —Padre, Hijo y Espíritu Santo— que juntos concibieron, determinaron, y llevaron a cabo la obra completa de nuestra salvación. El beneficio para nosotros es saber que este pacto de gracia —ejecutado y revelado en el tiempo y en la historia— descansa sobre la base incambiable del consejo del Trino Dios. El Padre es el Padre eterno, el Hijo es el eterno Mediador, y el Espíritu Santo es el eterno Paracleto.

Debo añadir que es sobre esa base doctrinal de la Biblia, aclarada por los Reformadores, que como evangélicos basamos nuestras enseñanzas de la redención del hombre perdido. Nuestra salvación en verdad es del Trino Dios: El Padre de tal manera nos amó, que envió a Jesucristo su Hijo al mundo y se hizo hombre en verdad (es decir, no fue que solo se vistió de carne humana por unos años, para luego quitársela cuando regresó al Padre —para siempre se hizo el Dios-Hombre), y así como hombre, murió en la cruz como nuestro sustituto, pagando el precio total que debíamos a Dios por nuestros pecados; y, finalmente, es el Espíritu Santo el que aplica esa obra de redención a nuestros corazones. Por eso no hay otro Salvador ni otra salvación. Nuestras obras no nos salvan; la iglesia no nos salva; la Virgen no nos salva; sólo Cristo salva!