La culpa

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La culpa

Juan 18:15-27

Introducción

No son muchas las veces que le compro flores a mi esposa. La semana pasada, ¡sí! Era el Día de las Madres, pero también había algo más, tenía un sentimiento de culpa, pues, sin entrar en detalles, la había ofendido. Es sorprendente todo lo que un ramos de flores hizo, una dulce mirada en sus ojos, un beso, abrazos, y un susurro: “¿Y ahora que has hecho”?
xx
Todos sufrimos de:
—Sentido de culpa.
—Complejo de culpabilidad.
xx
Es difícil encubrir la culpabilidad.

Acciones que resultan consecuencia a culpa

  1. Deshacer
    Hacemos algo bueno como un intento para borrar lo malo, como un ramo de flores.
    —”Ahora, ¿qué has hecho”?
  2. Intelectualizamos
    Nuestra mente busca excusas:
    –Todo el mundo lo hace.
    —No es tan malo.
    —”El diablo me obligó”.
  3. Compensación
    Para encubrir mi mal, hago algo religioso
    —Juego la lotería y de lo que gano doy 30% a la iglesia.xx

Complejos de culpa

En el libro “El ser dividido” (Divided Self ) de R.D. Laing el protagonista había vivido muchos tiempo con sentido de culpa que llegó a la obsesión:
—Temblaba ante sus compañeros.
—Se sentía hipócrita.
—Fue a ver a un médico a pedirle que lo huela, que sentía que tenía un fuerte olor (peste) a húmedo.
—El psiquiatra le dijo que todo era resultado de su propia mente.
xx
La desesperación
—Judas se mató.
—En menos grado: roba el gozo, destruye la personalidad.

¿Por qué tales sentimientos?

  1. Herimos a alguien que amamos y luego viene la desilusión personal
    —No soy eses tipo de persona.
    —Soy mejor de lo que hice (comportamiento).
    —¿Cómo puedo yo haber hecho tal cosa?
  2. Todo lo que Pedro (el apóstol) hizo en sus grandes momentos
    —Camina sobre el agua.
    —Estuvo en el monte de la transfiguración.
    —¿Quién dices que soy?, preguntó Jesús. Y dijo: “Todos me rechazaron”. Y Pedro dice: “¡Yo no!”
    —Luego vino el “El canto del gallo”. ¡Qué mal se sintió Pedro! ¡Qué desesperación! ¡Qué dolor
  3. ¿Qué habrá cruzado por la mente de Pedro?
    —No soy digno de ser Su discípulo.
    —Yo no podré compartir con Cristo.
    —Había perdido la esperanza.
    —Lloró amargamente.
  4. Lo que causa el pecado
    —Un mundo de tinieblas.
    —Pesadumbre.
    —Dolor.xx

Perdón y restauración

  1. Lloro de amargura (arrepentimiento).
  2. Noticia de esperanza
    Las dos Marías en la tumba: “Ve y dile a mis discípulos y a Pedro” —¡A ti también!
  3. La pesca
    —El encuentro personal.
    —”Pedro, ¿me amas”?
    —Perdonado.

Ilustración 1

Un hombre trabajaba en una tienda. Estaba corto de dinero. Empezó a robar. ¡Lo cogieron! y fue llevado ante el dueño:
—Apenado.
—Avergonzado.
—arrepentido, admitió su falta.
“No te voy a acusar”, — dijo el patrón. “Lo que quiero saber: si te perdono y te dejo seguir trabando, ¿robarás otra vez”?
—El hombre contestó: —”Jamás” y restituiré lo que robé.
Al pasar del tiempo llegaron a ser grandes amigos
—¿Por qué me perdonaste?
—Con lágrimas el dueño contestó —”Tu eres el segundo que fue descubierto robando a este establecimiento”.  Luego de una pausa dijo: —”Yo fuí el primero”.

Ilustración 2

En los relatos de la vida de George Washington cuentan de un incidente de un hombre, Michael Wittman, quien fuera condenado a muerte por traición. Éste venía de una aldea en Pennsylvania donde trabajaba un ministro. En la misma ciudad habitaba Pedro Miller, amigo personal de George Washington, quien también era ministro y tenía muchas fricciones con Michael Wittman. Cuando Miller se enteró de la noticia fue caminando a ver a Washington. Horas antes de matarlo tras un juicio militar celebrado en Philadelphia:
—Washington le dice a Miller: “Lo siento pero el crimen de su amigo es tal que tiene que morir”.
—Pedro Miller: “Usted no entendió bien, General. No es mi amigo, le consideran mi enemigo. Hizo todo lo posible por destruirme”.
—Washington a Miller: “¿Y usted camino 80 kilometros para salvarle”?
—Pedro Miller contesto: “Sí, Señor. Yo quiero que él sepa que yo lo amo y Dios le ama”.
—Washington le dijo: “Pues lo perdono”.
xx
Con el perdón firmado del General Washington, Pedro Miller se apresuró a llegar al lugar donde se cumpliría el castigo.  Llegó cuando Wittman era conducido a la horca. Wittman al verlo pensó: “Ahi viene ese desgraciado ministro. ¡Tanto me odia que ha venido hasta aquí para verme morir”! Cuando vio que Miller se acercaba levantando un papel en la mano, entregó el papel con el perdón firmado por Washington al encargado y este dejo libre a Wittman. Cuentan que ambos se abrazaron y caminaron juntos de regreso a su ciudad.

Conclusión:

Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, diciendo:

Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas,
Y cuyos pecados son cubiertos.
Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado. 
—Romanos 4:4-8