La costumbre de Santa Claus, ¿de dónde vino?

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La costumbre de Santa Claus, ¿de dónde vino?

Santa Claus, ¿de dónde vino? Ahora que se aproxima la Navidad mis hijos me preguntan si va a venir Santa Claus. ¿De dónde vino esa costumbre? ¿Es inocente o dañina?

Los niños son muy dados a fantasear. Por esto cuentos como la Caperucita Roja, Pinocho, la Cenicienta, etc., son tan queridos. En sí, tales cuentos —incluso el de Santa Claus— no son dañinos. ¡El problema llega si después de crecer se sigue creyendo en esas fantasías! Cierto es que, como cristianos, no queremos que Santa Claus tome la preferencia sobre el Niño Jesús. Esto se evita contando a los niños la verdadera historia de la Navidad y también contándoles las verdades sobre el origen de Santa Claus. Trescientos años después del nacimiento de Jesús, en Turquía, un joven llamado Nicolás perdió a sus padres en una terrible plaga. Como único hijo heredó una gran fortuna. Nicolás, que era un sincero creyente en Jesucristo, fue grandemente conmovido por la demanda de Jesús al Joven rico. Oyó de una familia vecina pobre cuyo padre no podía dar a sus hijas la dote para casarse. Habiendo decidido dar sus tesoros para ayudar a los pobres, pero no queriendo que supieran quién les ayudaba, Nicolás anónimamente comenzó ayudando a sus vecinos. Sigilosamente se acerco al domiciliado cercano y se trepó en el techo. Por la chimenea dejó caer una bolsa de dinero. Al ver el gozo que había llevado a aquel lugar, Nicolás comenzó a ampliar actos de benevolencia, haciéndolo siempre de forma anónima. Los beneficiados, no sabiendo a quién agradecer, daban gracias a Dios, cosa que trajo aun mayor gozo a Nicolás. Al ser nombrado obispo de Myra, llegó a oír de mucha más gente en necesidad. Su vida, pues, la pasó sirviendo a Dios y dando regalos a los pobres. Cuando al fin se descubrió quién era el autor de todas esas dádivas, su fama se extendió por todas partes del mundo cristiano, cosa que animó a muchos ricos a seguir su ejemplo. En Holanda lo llamaron Sint Nikolaas, que en poco se cambió a Sinterklass. Honraban su memoria dando a los niños regalos en la Navidad. De ahí los ingleses lo cambiaron a “Santa Claus”. Luego, en 1931 Haddon Sundblom pintó la imagen que ahora es tan conocida para una publicidad de Coca Cola, y esas botellas popularizaron a Santa Claus. ¿Hay una moraleja? Por supuesto: Dar es mejor que recibir. También: La verdad vence a las mentiras. Por tanto, nunca engañen a sus hijos, siempre díganles la verdad.