¿Estará bien que la Iglesia alabe a Dios con ritmos de acuerdo a su cultura?

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¿Estará bien que la Iglesia alabe a Dios con ritmos de acuerdo a su cultura?

Pregunta:

¿Estará bien que la Iglesia alabe a Dios con ritmos de acuerdo a su cultura?

Respuesta:

Me alegra la oportunidad de comunicarle más detalles sobre la danza:

En película tenemos una excelente demostración de la manera en que danzaban los judíos: busque copia de la película que tiene el título de “El violinista sobre el tejado“. Es una película que ilustra el estilo de vida de los judíos en el exilio, y hay una danza muy típica que creemos viene de la antigüedad. Ese es el tipo de danza que de ninguna manera es ofensiva. Hablamos de un baile alegre donde se hace ejercicio, se evidencia gracia, pero no tiene matiz ni sexual ni de antigua adoración a los dioses paganos. Antes habían muchos bailes que solo bailaban las mujeres, otros solo de hombres —era como si competían uno con el otro. Bailes muy lindos. Lo que se tiene que limitar son esos ritmos salvajes, que excitan la sangre y desbordan las emociones y se usan para adorar a falsos dioses (como danzas de las tribus africanas).

Hablemos de dos tipos de danzas que a mi parecer son sanas y apropiadas.

  1. Danzas para recreo y diversión social. Representan una reunión organizada con una banda de música liviana con el propósito de una diversión sana. Los que bailan se colocan en un círculo y se toman de la mano. Van saltando y bailando al ritmo de la música hasta que el director grita: “HACIA LA DERECHA”, luego “SOLO LAS DAMAS”, luego, “TODOS”, luego “HACIA LA IZQUIERDA”, mas tarde “TODOS EN FILA” etcétera, etcétera. Después de un rato, todos se sientan, disfrutan de una linda merienda, y terminan el evento mirando una película cristiana. Se pasa una noche sana, linda y de impacto en la comunidad. Se evita el tipo de danza que levanta ánimos pecaminosos. El principio que seguimos es el dado por el Apóstol Pablo: “Hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, es esto pensad (o pudiéramos decir, “esto es permitido), Filipenses 4:8. Debo advertirles que hoy día hay grupos que están tratando de introducir toda clase de danzas en la iglesia: Danzas Rock, de Rap, de Gospel, etc. Lo que temo de ese tipo de introducción es que queremos adaptar las normas y cristianizar las formas mundanas: Dios nos ha dicho, “No améis al mundo ni las cosas del mundo….” Lo que nos tiene que regir son las pautas dadas por Pablo en Filipenses 4:8.
  2. Hablemos ahora de danzas espirituales. He visto en iglesias que durante las “alabanzas” gente se pone a brincar y saltar y medio bailar en los pasillos. Obviamente es una reacción al ritmo de la música y los impulsos innatos que tenemos de responder a esos ritmos. (Yo no lo atribuyo al Espíritu Santo; él obra en áreas de la mente y el corazón en respuesta al hablar de Dios por medio de su Palabra, y no por la música y las emociones.) En Hechos 2, en el Día de Pentecostés, no hay mención de un brote de emociones, ni de baile, ni de saltos ni gritos. La bulla la hizo Dios, no la hicieron los hombres. La respuesta de los presentes era hablar en idiomas conocidos pero extraños para los que hablaron. Todo esto que se ve hoy ha sido añadido y de fabricación humana, pues no vino con el original. La única reacción mencionada es una de asombro por la maravilla de poder hablar en otros idiomas por un milagro de Dios. Así que lo que se hace en unas iglesias no tiene origen espiritual ni bíblico, sino humano. Por tanto no merece imitación.

Consideremos textos de la Biblia en cuanto a la danza:

  1. Alaben su nombre con danza; con pandero y arpa a él canten (Salmos149:3 y 150:4)
  2. Entonces la virgen se alegrará en la danza, los jóvenes y los viejos juntamente; y cambiaré su lloro en gozo…(Jeremías 31:13)
  3. Y David danzaba con toda su fuerza delante de Jehová; y estaba David vestido con un efod de lino (2 Samuel 6:14)
  4. Jesús dijo: “Os tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no lamentasteis.” (Mateo 11:17 /Lucas 7:32)
  5. Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas (Lucas 15:25)

¿Cómo y en qué actitud danzamos? La Biblia no describe las formas. No sabemos como bailaban, ni los pasos, ni el tipo de música. Lo que la Biblia nos da son las pautas, los principios. Y algunos de estos los enumeramos aquí:

  1. Lo primero que notamos es que la danza no es prohibida, sino estimulada, y es usada para “alabar su nombre”—Sal 149:3
  2. Lo segundo, es que es dirigida al Señor (uno se imagina, por levantar los brazos y el rostro hacia el cielo mientras se danza)—Sal 150:4
  3. Como en los tiempos de tristeza de Jeremías, el pueblo encontró ánimo por medio de danzas, de jóvenes y mayores, cambiando su llanto en gozo. A veces, en tiempos malos, necesitamos celebrar al Dios que no se olvida de nosotros y el mejor medios es por la danza (Jeremías 31:13).
  4. Parecido a David, se ofrece una danza animada ante Dios, que salta de un corazón sumamente agradecido, vacío de orgullo personal y pecado (desnudo ante Dios—no ante los hombres), con el solo fin de agradarle.
  5. No debemos despreciar las pocas oportunidades de gran gozo que Dios nos da para celebrar a su gloriosa persona y exhibir esa pasión y ese gozo con todo el ánimo que uno tiene (Mateo 11:17).
  6. El pródigo que regresa a casa trae tanto gozo al Padre que manda a hacerse una celebración. Cuando Dios obra de manera especial es una ocasión para celebración. Es una manera en que nosotros mostramos a Dios, a los ángeles, a los vecinos, y a nuestros familiares e hijos el gran contentamiento que tenemos con nuestro gloriosos y bondadoso Dios.

A su vez, la Biblia nos advierte contra el peligro de la danza carnal y sensual:

  1. La hija de Herodías danzó en medio, y agradó a Herodes, por lo cual éste le prometió con juramento darle todo lo que pidiese. Instruida primero por su madre, dijo: Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista (Mateo 14:6).
  2. Cuando hicieron el becerro de oro (Exodo 32:19) y comenzaron a danzar, danza que se desbordó en una terrible orgía.

El deber nuestro como líderes de la iglesia es velar para que todo se haga en orden y en decencia, y no permitir a la congregación a irse por un exceso para pecar contra Dios.

Les Thompson