El Código da Vinci

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El Código da Vinci

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Reseña del libro por Les Thompson

El Código da Vinci de Dan Brown es una de esas novelas bien escritas que desde la primera página logra cautivar al lector. Ha tenido una venta fenomenal. Más de 10,000,000 ejemplares en todo el mundo. Y ya fue llevada a la pantalla grande en Hollywood.

La novela, que pretende ser fundamentada en la historia, comienza con el asesinato de Jacques Sauniére. Este resulta ser el último Gran Maestre del Priorato, sociedad anónima que desde los tiempos de los “templarios” es responsable de guardar un gran secreto. El cual, si llegara a descubrirse, destruiría todas las bases de la cristiandad.

Antes de morir, Sauniére transmite a su nieta Sophie una misteriosa clave. En busca del secreto, Sophie busca la ayuda del experto en simbología Robert Langdon (profesor de Harvard y principal sospechoso del crimen cometido contra Sauniére, según la policía francesa). Juntos, y perseguidos por la policía, comienzan la búsqueda de ese secreto.

Sophie y Langdon —como sus predecesores (que incluyen figuras históricas tan conocidas como Leonardo da Vinci, Isaac Newton, Víctor Hugo…)—, no solo resolverán los múltiples mensajes en clave y rompecabezas diseñados por Sauniére. Terminarán enfrentándose a la poderosa Iglesia Católica que está dispuesta a emplear todos los medios a su disposición para evitar que el secreto salga a la luz.

El libro, sin embargo, es más que una simple novela. Es un juego de claves ocultas (declara que hay verdades importantes que la Iglesia ha escondido a la gente), revelaciones (por ejemplo, asegura que Jesucristo se casó con María Magdalena y que tuvieron hijos), acertijos ingeniosos (informa que Constantino inventó la divinidad de Jesús), verdades mezcladas con mentiras (pretende revelar que Constantino fue el que estableció los libros canónicos de la Biblia), realidades y distorsiones históricas (insinúa que en la pintura de la Última Cena de Da Vinci, no es Juan sino María Magdalena la que está reclinada sobre Jesús), mitos (como que los templarios eran los protectores del Grial), símbolos (que el Grial no es una copa sino la Sang Real —sangre real—, los hijos de Jesús y María Magdalena), y ritos misteriosos (que el ungimiento de Jesús era un ritual sexual administrado por María de Betania, una sacerdotisa). En todo ello se urde una serie de suposiciones entretejidas sutilmente, en forma de trama novelesca, para crear desconfianza en Jesucristo y en la Biblia.

Dan Brown, el autor, usa para sus bases históricas documentos gnósticos cuestionables que vienen del siglo IX. Los que han sido comprobados por historiadores de renombre como inexactos. No hay duda que el fin indiscutible de esta novela sensacionalista es mancillar el honor de Jesucristo como el Dios-Hombre y Salvador de pecadores, a la vez que intenta desacreditar la veracidad del Nuevo Testamento.