Comentarios sobre Judas Tadeo

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Comentarios sobre Judas Tadeo

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¿Debemos orar y pedir favores de él?
por Les Thompson

Lo que sabemos de Judas Tadeo

Es nombrado como medio hermano carnal de Jesús en Mateo 13:55 ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas?

Judas Tadeo aparece último en las listas de los doce Apóstoles de Jesucristo (Mt 10:2-4, Mr 3:16-19). No sabemos cuando ni como entró a formar parte de los discípulos. Lucas le llama “Judas, hermano de Santiago” (Hch 1:13). Juan aclara: “Judas, no el Iscariote” (Jn 14:22). Esta distinción es necesaria dado a que Judas Iscariote fue quien traicionó a Jesús.

“Judas” es una palabra hebrea que significa: “alabanzas sean dadas a Dios”. Tadeo quiere decir: “valiente para proclamar su fe”.

El Apóstol Judas Tadeo, “el hermano de Santiago”, era el hermano de Santiago el Menor, se lo menciona así por la notoriedad de Santiago en la Iglesia primitiva “¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María —se preguntan maravillados los habitantes de Nazaret, ante la fama que acompaña a Jesús— y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas?”.

Después de la Ultima Cena, cuando Cristo prometió que se manifestaría a quienes le escuchasen, Judas le preguntó porqué no se manifestaba a todos. Cristo le contestó que Él y su Padre visitarían a todos los que le amasen: “Vendremos a él y haremos en él nuestra morada” (Jn 14:22-23). No sabemos nada de la vida de San Judas Tadeo después de la Ascensión del Señor y la venida del Espíritu Santo.

Se atribuye a Judas una de las epístolas en el Nuevo Testamento que tiene muchos rasgos comunes con la segunda epístola de San Pedro. No está dirigida a ninguna persona ni iglesia en particular y exhorta a los cristianos a “luchar valientemente por la fe que ha sido dada a los santos. Porque algunos en el secreto de su corazón son hombres impíos, que convierten la gracia de nuestro Señor Dios en ocasión de riña y niegan al único soberano regulador, nuestro Señor Jesucristo”. Es una severa amonestación contra los falsos maestros y una invitación a conservar la pureza de la fe. Termina su carta con esta bella oración: “Sea la gloria eterna a Nuestro Señor Jesucristo, que es capaz de conservarnos libres de pecados y sin mancha en el alma y con gran alegría”.

¿Como se comenzó a orar y a pedir milagros de San Judas Tadeo?

Santa Brígida de Suecia, quien vivió en el siglo 14, cuenta en sus Revelaciones que nuestro Señor le recomendó que cuando deseara conseguir ciertos favores los pidiera por medio de San Judas Tadeo. De ahí, de los sueños de esa mujer, comienzan la gente —equivocadamente— a hacer “oraciones” a San Judas Tadeo en lugar de a Dios.

Nótese que la instrucción a orar a otro aparte de Dios es prohibido en la Biblia. Fíjese como en Deuteronomio 13:1-5 se condena a estos que como Brígida tienen sueños, visiones y revelaciones y que en lugar de llevarnos a Dios nos llevan a orar a otros. Nos dice: Cuando en medio de ti aparezca algún profeta o visionario, y anuncie algún prodigio o señal milagrosa, si esa señal o prodigio se cumple y él te dice: “Vayamos a rendir culto a otros dioses”, dioses que no has conocido, no prestes atención a las palabras de ese profeta o visionario. El Señor tu Dios te estará probando para saber si lo amas con todo el corazón y con toda el alma. Solamente al Señor tu Dios debes seguir y rendir culto. Cumple sus mandamientos y obedécelo; sírvele y permanece fiel a él. Condenarás a muerte a ese profeta o visionario por haberte aconsejado rebelarte contra el Señor tu Dios, que te sacó de Egipto y te rescató de la tierra de esclavitud. Así extirparás el mal que haya en medio de ti, porque tal profeta habrá intentado apartarte del camino que el Señor tu Dios te mandó que siguieras”.

Orar a San Judas no viene de la Biblia, viene de una soñadora profetiza y para que se conozca quién era esta mujer llamada Brígida, aquí hay unos datos biográficos.

Datos sobre Santa Brígida

Brígida era hija de Birgerio, gobernador de Uplandia, la principal provincia de Suecia. La madre de Brígida, Ingerborg, era hija del gobernador de Gotlandia oriental. Ingerborg murió hacia el año 1315 y dejó varios hijos. Brígida, que tenía entonces doce años aproximadamente, fue educada por una tía suya en Aspenas. A los tres años, hablaba con perfecta claridad, como si fuese una persona mayor y su bondad y devoción fueron tan precoces como su lenguaje. Sin embargo, la santa confesaba que de joven había sido inclinada al orgullo y la presunción.

A los siete años tuvo una visión de la Reina de los cielos. A los diez, a raíz de un sermón sobre la Pasión de Cristo que la impresionó mucho, soñó que veía al Señor clavado en la cruz y oyó estas palabras: “Mira en qué estado estoy, hija mía”. “¿Quién os ha hecho eso, Señor?”, preguntó la niña. Y Cristo respondió: “Los que me desprecian y se burlan de mi amor”. Esa visión dejó una huella imborrable en Brígida y desde entonces la Pasión del Señor se convirtió en el centro de su vida espiritual.

La santa empezó tener por entonces las visiones que habían de hacerla famosa. Estas versaban sobre las más diversas materias, desde la necesidad de lavarse, hasta los términos del tratado de paz entre Francia e Inglaterra. “Si el rey de Inglaterra no firma la paz –decía— no tendrá éxito en ninguna de sus empresas y acabará por salir del reino y dejar a sus hijos en la tribulación y la angustia”. Pero tales visiones no impresionaban a los cortesanos suecos, quienes solían preguntar con ironía: “¿Qué soñó Doña Brígida anoche?”

EN CUANTO A ORAR A LOS SANTOS

Véase como San Pablo condena orar y adorar a otro que no sea Dios. Él y Bernabé están en el pueblo de Listra (Hch 14:8-18), luego que curan a un cojo, la gente piensa que ellos eran dioses (Júpiter y Mercurio) y querían ofrecerles sacrificios y adorarles. Pablo rotundamente se los prohíbe, diciendo que sólo se ora y se sacrifica a Dios. Judas Tadeo no es Dios, ni nunca lo fue. Era un hombre igual que Pablo y Bernabé, y la Biblia nos prohíbe orar a tales.

Veamos en Jeremías 44:16-18 como se condena la oración a la reina del cielo, una diosa pagana de aquellos días puesto que ella no era Dios. Jeremías les advierte del juicio que vendrá contra ellos a cuenta de ese tipo de oración que Dios condena:

—No le haremos caso al mensaje que nos diste en el nombre del Señor Al contrario, seguiremos haciendo lo que ya hemos dicho: Ofreceremos incienso y libaciones a la Reina del Cielo, como lo hemos hecho nosotros, y como antes lo hicieron nuestros antepasados, nuestros reyes y nuestros funcionarios, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén. En aquel tiempo teníamos comida en abundancia, nos iba muy bien y no sufríamos ninguna calamidad. Pero desde que dejamos de ofrecer incienso y libaciones a la Reina del Cielo nos ha faltado todo, y el hambre y la espada están acabando con nosotros.

La oración que tiene valor ante Dios sólo es esta: “Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra”. (2 Cr 7:14).

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