TEXTO: “Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová” (Gn 6:8)
LECTURA BÍBLICA: Génesis 6:5-22
INTRODUCCIÓN: Muchos seguidores fieles de Cristo añoran ver un verdadero avivamiento espiritual. Sienten que vivimos en una época de corrupción, parecida a la que fue en los días de Noé. Oran y esperan que algo suceda.
Posiblemente se puedan aprender lecciones de la vida de Noé que sirvan de ayuda a los creyentes preocupados en este sentido.
- CONSIDEREMOS A NOE Y SU EPOCA
- Consideremos al hombre. Hay dos fuentes de información acerca de él. Una es Hebreos capítulo 11 y la otra es el Antiguo Testamento.
- Hebreos dice que Noé fue prevenido por Dios (He 11:7). Dios le habló y le reveló cuál era su propósito. El Señor habla de distintos modos, por la conciencia a veces acicateada por los sucesos de la vida, por palabras directas, por los buenos consejos, los sermones, y la Biblia. Noé fue movido por un santo temor. Temía a Dios. Era reverente. Caminaba con Dios y hablaba con él. Obedeció a Dios y preparó el arca siguiendo cuidadosamente las instrucciones de Dios, haciendo lo cual condenó al mundo. Su obediencia sin titubear condenó la incredulidad y la desobediencia de los que le rodeaban. Pedro dice que Noé fue un pregonero o predicador de justicia (2 P 2:5).
(xx) - El Antiguo Testamento da tres características de Noé:
- Era un hombre justo (Ez 14:14).
- Fue perfecto en su generación: esto quiere decir que era un hombre maduro y sano en sus juicios y en actos.
- Al igual que Enoc, también anduvo con Dios.
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- Ahora consideremos la época. Era una época de mucha maldad. Génesis 6:5 dice: “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente mal.” La maldad era tanta que Dios lamentó haber hecho al ser humano (Gn 6:6). Era una época de corrupción (Gn 6:11), y la tierra estaba llena de violencia.
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- Hebreos dice que Noé fue prevenido por Dios (He 11:7). Dios le habló y le reveló cuál era su propósito. El Señor habla de distintos modos, por la conciencia a veces acicateada por los sucesos de la vida, por palabras directas, por los buenos consejos, los sermones, y la Biblia. Noé fue movido por un santo temor. Temía a Dios. Era reverente. Caminaba con Dios y hablaba con él. Obedeció a Dios y preparó el arca siguiendo cuidadosamente las instrucciones de Dios, haciendo lo cual condenó al mundo. Su obediencia sin titubear condenó la incredulidad y la desobediencia de los que le rodeaban. Pedro dice que Noé fue un pregonero o predicador de justicia (2 P 2:5).
- CONSIDEREMOS LAS LECCIONES QUE SE HAN DE APRENDER
- El hombre ha de creer lo que Dios le dice. A veces, humanamente hablando, podrá parecer tonto hacer lo que Dios le manda. Podrá ser contrario a lo que todo el mundo hace o piensa, y puede demandar que abandone algunas de sus actividades habituales, su negocio, hacienda, o su ganado. No sabemos de qué vivía Noé, pero dio el primer lugar a la obra de Dios. A cada cual le llega un momento de elección. Debe escuchar y obedecer la voz de Dios o desoírla. Tiene que vivir como si la voz de Dios es importante, o como si no lo es.
(xx) - No podemos ajustar nuestras acciones según las burlas de los demás. Posiblemente para Noé esto era lo más difícil de aceptar. Las masas se mofaban y lo ridiculizaban por lo que consideraban la locura de construir el arca y construirla lejos del agua. Era un arca, no un barco, sin proa ni popa. Sí, se rieron. Y sucede cosa parecida hoy cuando procedemos en forma distinta a la manera de vivir y obrar de la mayoría.
(xx) - Noé construyó el arca a gran costo. Toda su fortuna, sus desvelos, y esfuerzos de ciento veinte años se dedicaron a la obra que Dios le había encomendado. Jesús nos mandó: “Predicad el evangelio a toda criatura.” ¡Hagámoslo, sin escatimar el costo!
(xx) - Cuesta caro ser realmente un creyente en Cristo. El mundo no comprenderá. Al creyente lo llamarán necio. Habrá burlas y momentos amargos. No olvidemos que es un privilegio sufrir por Jesús (Mt 5:11).
(xx) - La justicia es por fe, no por obras. Pablo dice que el hombre se salva por gracia por la fe, y no por obras (Ef 2:8,9). Nadie puede tener suficientes méritos propios. Necesita tener la fe que salva. Santiago dice que las obras deben venir como complemento de la fe (Stg 2:17).
- El hombre ha de creer lo que Dios le dice. A veces, humanamente hablando, podrá parecer tonto hacer lo que Dios le manda. Podrá ser contrario a lo que todo el mundo hace o piensa, y puede demandar que abandone algunas de sus actividades habituales, su negocio, hacienda, o su ganado. No sabemos de qué vivía Noé, pero dio el primer lugar a la obra de Dios. A cada cual le llega un momento de elección. Debe escuchar y obedecer la voz de Dios o desoírla. Tiene que vivir como si la voz de Dios es importante, o como si no lo es.
- Consideremos al hombre. Hay dos fuentes de información acerca de él. Una es Hebreos capítulo 11 y la otra es el Antiguo Testamento.
CONCLUSIÓN.
En estos días en que existe tanta violencia, corrupción, e impiedad, el Señor busca personas que quieran vivir rectamente. ¡Ojalá todos los creyentes vivan vidas parecidas a Noé, quien fue un hombre tan recto y consagrado en tiempos tan terribles!