TEXTO: “Después le apareció Jehová en el valle de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día” (Gn 18:1)
LECTURA BÍBLICA: Génesis 18:1-8
INTRODUCCIÓN: Las experiencias de Abraham, el padre de los fieles, nos proveen de muchos ejemplos de como la oración constituye un diálogo entre Dios el Padre y sus hijos necesitados pero obedientes.
Debemos darnos cuenta de que la oración no es solamente el intento de un hombre que se esfuerza por llegar a Dios. La oración es una experiencia iniciada divinamente, en que Dios se muestra ansioso de comunicarse con los que le adoran para darles sus bendiciones.
- DIOS VINO A ABRAHAM EN EL CALOR DEL DÍA
¿No es esto maravilloso, que nuestro Dios no limite su actividad al sábado o al domingo? Qué gran cosa es que Dios no limite su actividad a las primeras horas de la mañana o a la oscuridad de la noche. Aquí tenemos a Dios viniendo a Abraham alrededor del mediodía. En cada hora del día Dios puede visitarnos.- Quizás Abraham haya estado orando. A lo mejor su corazón tenía hambre de comunión con su Padre celestial. Posiblemente haya habido interrogantes que intranquilizaban su corazón. Quizás había dudas o temores que le perturbaban. Fue en el calor del día que el Señor le apareció.
- El soberano rey visita a su súbdito. Abraham era un siervo del Señor. Trataba de ser obediente a Dios. Su vida la había consagrado a cumplir el propósito del Señor. A un hombre tal el gran Dios del universo vino a hacerle una visita al mediodía. Él también vendrá a nosotros si estamos buscando hacer su buena voluntad.
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- ABRAHAM RECONOCIÓ AL SEÑOR CUANDO LE APARECIÓ
A través del Antiguo Testamento hay muchos casos en que tenemos una descripción de cómo Dios vino para comunicarse con su pueblo y para ministrarles a ellos (Gn 18:3). Hubo ocasiones en que apareció en forma de ángel. En otras oportunidades vino en la figura de un gran líder. En ocasiones el Señor se personó en forma de mensajero profético. Y hubo momentos en que Dios se manifestó a través de los grandes momentos históricos que jalonaban la vida de la nación de Israel.
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En el Nuevo Testamento hallamos el relato de la aparición del Señor a dos de sus discípulos que se dirigían de Jerusalén a Emaús (Lc 24:13-35). No reconocieron al Señor Jesucristo hasta tanto no se hubo separado de ellos.
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De muchas maneras procura nuestro Padre celestial comunicarse con nosotros. Se nos acerca siempre por la presencia del Espíritu Santo que ha venido a vivir en nosotros. El Señor viviente se nos acerca en la hora del culto. También está cerca de nosotros en las personas de los necesitados.
(xx) - ABRAHAM PREPARÓ UNA FIESTA PARA EL SEÑOR
Este relato describe la generosa hospitalidad oriental (Gn 18:4-8). Abraham procedió como un buen anfitrión para con los huéspedes que le visitaron. En Apocalipsis Dios describe la iniciativa divina por la cual quiere dirigirse a su Iglesia y a sus discípulos. Lo describe en la figura de Jesucristo llamando a la puerta (Ap 3:20). No es una casualidad que este versículo termine con la descripción de una fiesta.- Preparemos el camino en nuestros corazones para un tiempo de fiesta y comunión o sea compañerismo con Dios.
- Abramos las puertas de nuestra alma para que el Señor pueda entrar.
- Hagamos el sacrificio necesario para tener comunión y una fiesta con el Señor (1 Co 11:29-32). Abraham sacrificó un animal.
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- EL SEÑOR CONSINTIÓ EN COMER A LA MESA DE ABRAHAM
El Señor viviente bendecirá tu hogar y tu corazón con su presencia si tú provees un lugar para él. Es de interés observar qué aconteció durante la fiesta (Gn 18:8).- El Señor repitió su promesa a Abraham de que le daría un heredero (Gn 18:10)
- El Señor le recordó que no había nada demasiado difícil o milagroso para que él no lo pudiera hacer (Gn 18:14). Todos nosotros necesitamos que se nos recuerden las preciosas promesas y los planes del Señor para nuestras vidas. Él hará este servicio a nuestras almas si nosotros preparamos una fiesta para él en el corazón.
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CONCLUSIÓN
El Señor puede acercarse a nosotros al mediodía, de mañana muy temprano, o de noche. Estemos siempre listos para la visita divina al corazón. El Señor vendrá en busca de comunión con nosotros.