Prefacio e introducción

Debido a nuestra interpretación errónea del estado eterno utilizamos perspectivas equivocadas a lo que significará ver a Dios o estar con Él. Nos dejamos convencer por las nociones vagas y etéreas de otras religiones antes que cimentar nuestro entendimiento en las descripciones concretas y físicas de la cristiandad bíblica e histórica. No vemos a Dios como encarnado por siempre en Cristo resucitado ni reconocemos la Nueva Tierra como un entorno físico, una civilización y una cultura en la que Dios morará con nosotros.

¿Qué es lo que espera encontrar en su estudio sobre el Cielo?

Lea Hechos 17:11. ¿Qué dice este pasaje y cómo se relaciona con la manera en que debemos considerar las afirmaciones en cuanto al más allá que se basan en las experiencias de personas que estuvieron al borde de la muerte y en especulaciones personales?

Considere 1 Tesalonicenses 5:21: “Sométanlo todo a prueba, aférrense a lo bueno”. ¿Cómo debe aplicarse este principio al leer cualquier otro libro que no sea la Biblia, incluyendo El Cielo?

“El sentido de que viviremos para siempre en algún lugar le ha dado forma a cada civilización en la historia de la humanidad… La evidencia antropológica sugiere que cada cultura tiene un sentido innato de lo eterno dado por Dios —que este mundo no es todo lo que hay”. (El Cielo, XIX) ¿Piensa usted que esta afirmación es significativa o reveladora? ¿De qué manera?

Lea el Salmo 39:4-5. ¿De qué manera son importantes estos versos cuando consideramos el tema del Cielo?

Los mercaderes antiguos escribían a menudo las palabras memento mori —piense en la muerte—en letras grandes, sobre la primera página de sus libros de contabilidad. ¿Qué perspectiva le traía esto a su vida diaria? ¿Es saludable anticipar la muerte, o no lo es?

¿Qué aprendió de la historia de Florence Chadwick, el nadador? ¿Cómo se relaciona esta historia con el tema del Cielo?