¿Qué dice sobre la supuesta parte de la Biblia que no fue inspirada por Dios?

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¿Qué dice sobre la supuesta parte de la Biblia que no fue inspirada por Dios?

PREGUNTA:

¿Qué dice respecto a que hay una parte en la Biblia que no fue inspirada por Dios, y es los 10 mandamientos ya que la Biblia dice que fue Él, el que la escribió con su mano y no usó a nadie?

RESPUESTA:

Usted hace referencia a Éxodo 32 y a 2Timoteo 3:16-17: Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. Me parece que el sentido de la palabra “inspirada” no le es clara. La palabra en el griego quiere decir “respirada” por Dios, es decir, que la Biblia es algo que Dios ha “respirado” o que ha “aspirado” —es decir, sus palabras y su mensaje son de origen divino. La Biblia no es algo que viene de la mente humana. Al tratarse de los Mandamientos, en particular, nada es más verdad que ello, pues se nos dice que vino directamente de mano de Dios.

En cuanto a cómo fueron escritas, sabemos que las primeras tablas (de acuerdo con Éxodo 32:15-16) fueron escritas por el dedo de Dios. En ese mismo capítulo leemos que Moisés, al ver al pueblo en su festejo desacralizar todo lo que Dios les había dado y enseñado, tiró las tablas y las rompió. Cuando a petición de Dios Moisés vuelve al monte con dos tablas de piedra para nuevamente recibir los 10 Mandamientos (véase Éxodo 34:27), ahora leemos: “Y Jehová dijo a Moisés: Escribe tú estas palabras; porque conforme a estas palabras he hecho pacto contigo y con Israel”. Estas segundas tablas, con los mismos 10 mandamientos, fueron escritas por Moisés a órdenes de Dios. Este es un gran ejemplo de cómo la Biblia fue escrita. Y es por esa inspiración de Dios que sabemos que la Biblia es totalmente confiable: Toda la Escritura —es decir, cada página— es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
Les Thompson