¿Cómo manejas el dolor?

Ago 11, 2021

Phil lo tenía todo. Era un ejecutivo destacado en una influyente empresa de ingeniería, y le pagaban generosamente después de ascender la escala corporativa. Estaba felizmente casado, era padre de tres hijos saludables y estaba conectado a su iglesia local.

Mientras revisaba las noticias en su teléfono una noche, Phil descubrió que su compañía había sido acusada en una demanda por un diseño defectuoso. El puesto ejecutivo de Phil y sus logros anteriores no lo protegieron; fue despedido un mes después y luchó por encontrar otro puesto que coincidiera con lo que había sido el trabajo de sus sueños.

Dean tenía la misma edad que Phil, era padre de tres niños y estaba increíblemente en forma para un hombre de mediana edad. Siempre estuvo sano y un paso por delante de sus hijos, por lo que fue fácil para él detectar la disfunción física menor que estaba experimentando ahora. No fue menor por mucho tiempo. Después de una serie de pruebas, Dean fue diagnosticado con una enfermedad neurológica progresiva que resultaría en una discapacidad permanente.

Hay veces que no vivimos nuestra vida, pero nuestra vida nos vive a nosotros. Muchos de nosotros nos dejamos llevar por nuestras relaciones, situaciones, responsabilidades, oportunidades y actividades sin detenernos a mirar, escuchar y considerar. Grandes períodos de tiempo pueden pasar prácticamente desapercibidos.

Y luego pasa algo. Las personas que estudian estas cosas las llaman “eventos desencadenantes”. Un evento desencadenante nos obliga a detenernos, abrir los ojos y mirar a nuestro alrededor con una nueva conciencia.

Por favor, presta mucha atención a lo que vas a leer: la batalla espiritual en tiempos de sufrimiento se gana o se pierde fundamentalmente en la forma en que interpretamos las cosas que estamos sufriendo ahora, no por el sufrimiento en sí.

De hecho, es aún más poderoso que eso: nuestras interpretaciones realmente determinan lo que vemos y cómo lo vemos. Como pecadores, el problema con nuestra interpretación es que tiende a ser estrecha y selectiva. El pecado no solo afecta lo que hacemos; también afecta lo que pensamos y cómo vemos.

Phil no podía creer que un buen Dios permitiría que esto le sucediera. Después de años de obedecer a Dios, ¿esto es lo que obtuvo? Sentía que le habían quitado todo por lo que había trabajado.

¿Cómo podría competir con tipos de la mitad de su edad que requerirían la mitad de su salario? Vio la vida como injusta y a Dios distante e indiferente. Amargado y cínico, Phil comenzó a aislarse de su familia; también abandonó su fe.

Es comprensible que Dean se sintiera muy desanimado por tener una discapacidad a una edad tan temprana. Había perdido sus capacidades físicas tan temprano en la vida que no podía imaginar lo que le traerían los años venideros. El dolor del día a día no era tan debilitante como el miedo a lo desconocido.

Sí, Dean luchó con la duda, la envidia y el miedo, pero estaba firme en su creencia de que Dios es bueno. Fue lo suficientemente humilde para recordar que no merecía nada de lo que el Señor le había quitado. También se dio cuenta de que todos los días seguía recibiendo de la mano de su Salvador todo lo que necesitaba para la vida y la piedad.

¿Cómo respondes a la pérdida? El sufrimiento revelará los deseos dominantes de nuestro corazón y expondrá por qué hemos estado viviendo y dónde hemos tratado de encontrar significado y propósito. La muerte de nuestros sueños tiene el poder de descubrir la brecha importante entre nuestra teología confesional y la teología funcional que todos tenemos.

¡Que Dios exponga los deseos más profundos de nuestro corazón para que cuando veamos quiénes somos y lo que realmente queremos, tengamos más hambre de Él!

“Amados hermanos, cuando tengan que enfrentar cualquier tipo de problemas, considérenlo como un tiempo para alegrarse mucho porque ustedes saben que, siempre que se pone a prueba la fe, la constancia tiene una oportunidad para desarrollarse. Así que dejen que crezca, pues una vez que su constancia se haya desarrollado plenamente, serán perfectos y completos, y no les faltará nada”. (Santiago 1:2-4, NTV)

Dios los bendiga,

Paul David Tripp

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR

1. Reflexiona sobre cómo manejaste una pérdida reciente.

2. ¿Cuál fue tu reacción instintiva inmediata a la pérdida? ¿A través de qué lente interpretativo estabas mirando? ¿Qué te dijiste acerca de Dios, de ti mismo, de los demás y de lo que perdiste?

3. ¿Aumentó tu dolor por tener la interpretación incorrecta? En otras palabras, ¿empeoró tu sufrimiento debido a lo que estabas creyendo?

4. Vuelve a leer Santiago 1:2-4. ¿Cómo desarrollaste firmeza en este sufrimiento? ¿Qué ganaste con esta pérdida?

5. ¿A quién conoces que esté en medio de algún sufrimiento y pérdida? ¿Cómo puedes acompañarlos, encarnar el amor de Cristo y aliviar su sufrimiento de una manera práctica?

6. ¿A quién conoces que esté sufriendo y pasando por una pérdida? ¿Cómo puedes protegerlos de que se preocupen por sus propios problemas al decirle la verdad del Evangelio en su situación?

Traducido y publicado con permiso de Paul Tripp Ministries.